13.3.19

update

Celebré mi cumpleaños este fin de semana en Astaná, la capital. Y fue una locura. No tuve un momento de revelación como el año pasado, ni hubo nadie en el bar al que fuimos esperando a decirme lo que tenía que escuchar. Creo que todo lo que pasó me dio la oportunidad para reflexionar.


Después de escribir para cumpleaños aquí, no pensé que faltara algo más por agregar, pero este fin de semana fue único. Tener en mi mesa a una griega, australiana, un jordano, dos sudafricanos, seis colombianos, un inglés-egipcio y una alemana que como excusa para estar utilizan mi cumpleaños es simplemente genial.

Colombianos, sudafricanos y australiana. El combo.

Hoy desperté pensando que por fuera de mi círculo familiar, nadie más celebró por mí. Y está súper bien. Dejar de pensar que las cosas deberían ser de una sola manera es muy sano. Siempre hay sorpresas y no decepciones.

Durante este fin de semana pasé del sentirme sumamente deprimida (sigo culpando el invierno) a estar en éxtasis y felicidad total. Sí, seguro fueron los litros de alcohol que hubo, why not? Definitivamente cualquier excusa para estar bien es válida.

Y en cierta forma refuerza lo que llevo pensando hace mucho (y sintiendo): no vine a otra cosa sino a ser feliz. Por ejemplo, hace muchos años, durante mi dieta vegetariana + momento económico crítico, optaba por comer poco (para pagar menos). Y aún así en muchas ocasiones no tuve que pagar por mi comida, la gente a mi alrededor me invitaba. Y es algo que sigue, no importa en este momento cuanto dinero tengo en mi cuenta bancaria (que ni yo puedo creerlo), la gente le encanta pagar por mí... ¡y a mí también me encanta!

Una de las tantas rondas de shots que quise pagar y no dejaron.

Es como si la vida me dijera que el dinero nunca va a ser una excusa para ser feliz. Va a faltar o va a sobrar, pero jamás se mete en el camino de mi felicidad.

YMCA 

Y así quiero seguir: con la mente en alto y la certeza de que no hay otra cosa que ser, sino ser feliz.




6.3.19

030319

Cumplí años el domingo. Recordé que hace 6 años también cumplí un domingo y fue totalmente una miseria y que me dije a mi misma que el peor día para cumplir años era ese - un domingo.

Ahora al otro lado del mundo tengo, claro, una idea totalmente diferente. Y no es porque cambiara de coordinadas y con ello las percepciones o ideas que tengo de la vida. De hecho creo que ya no tengo muchas ideas.

Sé que soy una culicagada de 26 años ahora pero me siento cansada de intentar, siquiera de intentar probar que puedo tener la razón. Que mis ideas están bien. ¿Por qué sólo mis ideas? Nah, no se puede con eso. Somos tantos, pero tantos seres humanos que ya sé que ninguno está en lo correcto. Lo mejor es pensar que todos estamos "mal" y que tenemos mucho por aprender cada día. Mirar cada día con humildad y dormir sintiendo que falta mucho pero hoy, gracias a Dios, al universo o a la energía cósmica tuvimos la oportunidad de saber una gota más del océano de ideas que este mundo tiene. De crecer y evolucionar.

Así que no, no tengo muchas ideas, sólo una y pienso quedarme con ella hasta que algo nuevo venga y me sorprenda. Porque esa es la clave también. Dejarse sorprender. Planear, saber para donde queremos ir pero no sufrir cuando la vida tiene otro plan. La vida sabe más que nosotros sobre lo que necesitamos.

Por esto estoy en Asia y no en Europa, por ejemplo. Por eso es que ahora mismo me siento deprimida y aburrida con este puto invierno de 6 meses y al mismo tiempo me sorprende y me alegra saber que ahora mis cumpleaños tienen muchos plus y muchos minus. Hay nieve, por ejemplo. Y a diferencia de hace 6 años, no puedo salir en bicicleta a celebrar. Estoy sin mi familia, pero esta vez todos se reunen en torno a mi, a celebrar un año más de vida vía skype y no a ignorarme... como hace 6 años.

La vida cambia, todo el puto tiempo (perdón, es que sin el puto no suena tan chévere) y cambia porque nosotros cambiamos constantemente. Y es maravilloso. Creo que lo olvidamos, creo que nos dejamos llenar de la energía de quienes no quieren cambiar, no sé.

Creo que cambiamos porque todo el tiempo estamos creando esto. Y tal vez nos amargamos porque se nos olvida. Y no quiero olvidar. Este es mi deseo de cumpleaños: deseo recordar que este momento, este segundo ha sido creado por mi. Si no me gusta, tengo la ventaja de cambiarlo, si me gusta, perfecto, un abrazo para mi y seguimos.

Hacerme responsable de este cuerpo, de esta mente, de mí y dejar de quejarme porque afuera sigue haciendo un puto frío aburridor. ¡NO MÁS! Afuera hace mucho frío porque yo quería venir aquí y creé este momento. ¿No me gusta? Lo cambio. De alguna manera. No me voy a ir del país (tengo un nuevo contrato, yay!) entonces, puedo cambiar mi percepción de esta nieve que cae, que se derrite y se vuelve a congelar.

Me decía mi hermano hace unos años: "Va al cielo llorando"... y qué pésima costumbre la mía, porque todavía lloro, a veces...

En 20 días salgo para Hong Kong a disfrutar de temperaturas por encima de los 20°, en serio, ¿qué más quiero, eh?


Te mentí. Sé que fue hace mucho y sé que no me pides que escriba esto que va a aquí pero hoy quiero decirlo. No tienes que leerlo pero siento que nos lo debemos. Porque sí, seguro hay cosas que van mejor no dichas, y sé que he vivido todos estos años asumiendo, creyendo que sabes que te mentí. Y sí, a lo mejor lo sabes, a lo mejor también sospechas que yo sé que ya sabes, pero lo quiero decir hoy. Te mentí.

Quizás fue sólo una vez o quizás fue varias. Depende de quién esté leyendo. Te mentí. Te mentí cuando te dije que sólo pensaba en ti. Cuando te dije que no cuando la respuesta era sí. Cuando incluso con miedo te atreviste a hacer la pregunta o con miedo nunca la hiciste pero lo dejabas claro entre líneas. Querías saber y mentí.

Te mentí cuando dije que estaría en aquel lugar sola y no fue así o aquel día que dije quería estar sola y la verdad me sentía miserable porque no estaba con quién realmente quería estar.

Te mentí una vez o te mentí todo el tiempo, pero te mentí y a veces, sólo a veces me siento culpable. Oh, no, no creas que me siento culpable por lo que hice. Me siento mal por mi falta de sinceridad. A ti y hacia mí. Ninguna/o de las/los dos lo merecía.  No nos merecíamos no ser plenos el uno con el otro y mentirnos.

Perdona que mi miedo fuera más grande que mi amor y respeto por ti. Ser sincero, aunque duela debería ser una regla. Cortar con lo que no sirve y seguir adelante. Para qué gastar energía en algo que no es, en lo que no será.

Perdona de nuevo, no quería decir eso. Te mentí porque fui feliz por un momento y mi felicidad podía causarte disgusto, infelicidad. Te mentí porque no fui capaz de aceptar que mi felicidad no iba contigo y porque sé que te vendí la idea de que eras sinónimo de felicidad.

No quiero volver a vender esa idea. Mi felicidad es mía y la comparto. No es nada ni es nadie. Es mía y me pertenece.

Te comparto que soy feliz. Muy feliz ahora. Y que por un tiempo fui genuinamente feliz cuando estabas ahí. No por ti ni por nada. Es que vine a ser feliz. Ojalá hayas disfrutado lo que compartí tanto como yo.

Te mentí y no volverá a pasar.