27.2.20

Severa depresión

Aquí estoy otra vez. Este lugar es muy familiar. Este lugar emocional se siente parecido, no es igual, pero se siente muy similar a otro. Duele, duele mucho. Luego deja de doler y todo vuelve a la normali... no. Otra vez duele, esta vez parece que duele más, muchísimo más. Es demasiado intenso. Vienen las lágrimas, ¿por qué son esta vez? ¿qué fue lo que pasó?

Nada. Pero de pronto va a pasar. Llora, prepárate para lo peor porque lo peor siempre está por llegar.

O tal vez no. Relájate, sólo fue un mal día. Tal vez llovió, tal vez estuvo opaco el día. Ya volverás a sentirte bien.

O tal vez sí. Sí era un día de sol, de mucha luz, de calor. Tal vez es que ya no lo sientes, tal vez ya no te das cuenta de la luz que hay, ni afuera ni adentro.

¿Qué te pasa? Si ya habías estado aquí, si te parece familiar este lugar, ¿por qué no haces lo de siempre y vuelves a lo normal?

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Pensé que una de mis peores crisis depresivas había sucedido hacia cinco años.
Pero resulta que creces y la depresión también madura contigo. Aprende contigo, de los errores, de los éxitos. Y está ahí, pendiente para cuando te vuelves a perder. Cuando vuelves a creer que hay algo normal y que la vida sigue una sola línea. Viene para despertarte.

Y ya me quiero despertar porque aunque este lugar parece familiar, no es cómodo y me duele más, no sé por qué. ¿Será porque había pensado que jamás daría un diagnóstico de depresión severa a estas alturas de la vida, con todo lo que ha pasado?

¿Qué pasa?