18.3.20

Pánico afuera, paz adentro.

Hay pánico pero no papel higiénico. Hay calma pero no cura.

Estos días son de desorden y nos demuestran lo mucho que nos gusta tener todo bajo control. Aunque sea el trabajo que odiamos, aunque sea la vida y la rutina que quisiéramos cambiar. Ahora hay quietud, no hay nada más y el mundo pareciera caerse en pedazos porque cambió tan pronto. Tan rápido y no nos dijeron cómo era que tocaba hacerlo estos días, meses, años tal vez?

El diagnóstico de la psicóloga no es prometedor y pareciera que en cualquier momento la bomba que tengo en mi cabeza va a explotar. ¿Me voy a matar? ¿Me voy a hacer daño o a alguien más? ¿Voy a golpear las paredes hasta romperme la mano? Bueno, eso entra en la categoría de hacerme daño.

Pareciera que el mundo entra en caos apenas nos piden calma y que nos demos unos días en casa. Entiendo que esto sea una pandemia, pero le agradezco desde el fondo de mi corazón y mi mente desbaratada que haya llegado. Por fin puedo descansar.

Tal vez muchos no estén de acuerdo conmigo, pero ahora mismo no me importa en absoluto. Que si no me iba a matar un virus, me iba a matar mi cabeza. Ahora hay silencio, demasiado silencio en casa... Y me siento en paz.

Apenas han sido tres días. Qué fácil es volver a respirar.

3.3.20

Not today.

Me reservo mi derecho a celebrar mi cumpleaños cuando me sienta feliz. La gente dice "feliz cumpleaños" y no me siento feliz, entonces no es hoy. No puede ser hoy.

Celebraré en grande cuando la vida vuelva a tener sentido. Cuando pueda volver a disfrutar un "te amo" y sobretodo cuando me lo pueda decir a mi misma desde el fondo de mi corazón.

Celebraré mi cumpleaños en otra fecha, no importa que no haya nacido en esa. ¿Qué importa? Si se supone que los cumpleaños son una excusa para celebrar la vida.

Hoy no me siento viva. Me siento un robot automatizado, programado para caminar y responder a ciertos estímulos.

Hoy simplemente no puedo celebrar. Pero gracias por la intención.