No sabía qué escribir (o cómo, o por qué) y bam, llegó Porter y supe qué hacer.
Porter es una de mis bandas favoritas de indie rock mexicano, porque resulta que a mi todo lo mexicano me gusta, tanto que creo que fui mexicana en otra vida pasada y fue muy chido. Los conocí (a Porter, pues) cuando estaba en el colegio, allá en el 2008 y me empecé a obsesionar con ellos en el 2009. Lo feo fue ver que se habían separado y que mi sueño de verlos en algún Rock Al Parque como a sus compadres de Austin TV se vio opacado por la noticia. Sin embargo seguí como loca cantando sus canciones, tanto tanto que por allá en el 2010 era lo único que escuchaba (junto con Tegan and Sara, porque eso pasa conmigo, escucho algo mucho hasta que lo quemo definitivamente), sin embargo no pasó con Porter. Lo que sí pasó es que asocié varias de sus canciones con lo que pasaba en ese año, toda la mierda con Sexy y sentirme miserablemente miserable.
Anoche tocaron por primera vez en Colombia, en Bogotá, y aunque no están con su cantante original, debo decir que el nuevo se lució y me enamoró un poco.
(tomado de este tweet)
Lo que pasó ayer me conmovió, nuevamente. Sonó Cuervos y lloré, porque sentí que la estaba cantando allá en el 2010, pensando en Sexy. Cuando me decía una y mil veces: no vas a llorar más, no vas a llorar máaaaaas. Y entonces pensé en lo que quería escribir y fue en mi determinación de acabar completamente todos los lazos que me unían a Sexy, a pesar de sentir la presión de ser "lo único" que le quedaba en esta vida y que tú nunca debes abandonar a nadie cuando tiene una adicción tan fuerte hacia la heroína. Pero lo hice, porque por primera vez en mi corta vida sabía que esa era mi elección, alejarme de una vez por todas de tanta culpa y tanta responsabilidad que no me correspondía. Vamos para cuatro años de eso, y no dejo de pensar en ella, esperando que esté bien DE VERDAD, no tan falso como me lo hizo creer por seis meses. Un bienestar y una salud completas y verdaderas. Y entonces pensé en eso, en lo fuerte que fue tomar esa decisión, aunque tuviera 17 años y me muriera del miedo y del frío, siempre.
Quiero esa determinación nuevamente, no bajo esa presión y esa mierda, no de nuevo. Pero sí quiero ser clara con mis decisiones, tomarlas deseando lo mejor para mí, llamando lo más importante para mí y deseando lo mejor para los otros, a sabiendas que no puedo ser la chica superpoderosa que salva a todos porque en algún momento de mi vida me lo creí para generarme una frustración permanente. Quiero ser concreta, quiero ser firme con mis elecciones y quiero ser coherente.
Sí, de eso se trata este post, porque no iba a ir a ver a Porter no más porque no y ahora tengo algo más que contar y una nueva experiencia, al menos con mi grupo favorito.
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