15.10.21

Serie: lecciones de un viaje de sanación.

He estado lidiando con todos los resultados de estar en terapia por un año y nueve meses. Y no es como que la psicóloga cambia mi vida cada quince días en cada sesión. Siempre supe que jamás iba a ser así. If anything, la terapia la hace uno mismo al salir de ese consultorio, porque la vida está allá afuera.

Por un buen tiempo quise sentirme "normal". Le decía a mi psicóloga: Creo que la gente normal no siente todo este dolor, no vive incómoda como yo, no tiene que estar pensando en regular sus emociones todo el tiempo. Quisiera no saber lo que sé. Ignorance is bliss. Y ella me decía que entonces no habría manera de tener la vida que tengo porque sólo mi percepción de las cosas ha hecho que esté donde esté. Era raro, igual porque lo que veía era estar en dolor. mmm, ¿realmente quiero estar aquí?

Han pasado varios meses desde esas conversaciones y hasta esta semana sentí que todo el dolor tenía un propósito y sentido (sólo lo sabía de manera intelectual)

Quiero escribir sobre ello en mi blog. Volver al placer terapéutico de la escritura para desahogarme y también tener un registro de este viaje que ha sido el de la sanación. 

Encontré este post en Instagram recientemente y sentí que reflejaba exactamente lo que he aprendido. Quiero compartir esto aquí y empezar una serie, tal vez, sobre aquellas lecciones personales que he tenido y me han permitido cruzar la puerta del dolor para sanar.

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