Lesbiana era una palabra que me definía demasiado. Recuerdo que cuando tuve mi primera novia no quería que ella, ni por chiste, mencionara la palabra. Sin embargo, luego me fui acostumbrando a tal punto que no había otra cosa en mí que me hiciera sentir tan orgullosa como ser lesbiana.
Eso era yo, no sólo porque tuviera novia o exnovias y me gustaran mucho las mujeres. Lesbiana era un sello para mí, me definía por completo, me describía a la perfección, era mi personalidad, mi forma de vestir, de hablar, de ser y hacer. Me dí cuenta de todo esto cuando tuve mi primer novio. Yo soy de esas que entra a la universidad y tiene experiencias heterosexuales, al parecer. Un chiste a la inversa. El primer esposo de Phoebe o algo así. Para ese momento tuve que armar mis pedacitos de nuevo. No sólo porque un hombre sobre la faz de la tierra me gustaba, sino porque un mes antes una mujer me llevó del cielo al infierno. Estaba tratanto de recuperarme de tanta mierda, de tanto dolor... y aparte de todo tenía que ver qué pasaba conmigo que si era tan lesbiana, por qué carajos me iba a gustar ese hombre. Para entonces estaba en un pseudo tratamiento psicológico en la universidad, y el tema tuvo que salir porque la verdad no sabía cómo definirme aparte de Lesbiana. No recuerdo que la psicóloga me ayudara mucho en ese aspecto, pero sé que me dijo algo como que otras cosas pueden definirme, y que de hecho, no tenía porque andar definiéndome a cada nada, pues siempre iba a estar cambiando, o evolucionando (digo yo).
No duró mucho el tratar de definirme, sabía que con él eramos novios, pero también sabía que me encantaba la Maga y que quería ser su novia, y ni más ni menos, la relación con el chico no duró lo suficiente como para derrumbarme la lesbiandad y poco tiempo después era, gloriosamente, la novia de la Maga. Ah, el amor. El amor, el amor en todas sus formas. Aunque no hubiese durado mucho con él, me conocí desde otro punto de vista y entendí un poquito que el amor era eso, darlo todo por alguien. Sin importar que tenía entre las piernas.
Eso también me llevó a pensar que podía ser muy bisexual y no saberlo. Pero aún así, con novia a bordo, ¿para qué pensar en eso? Lo único que me ocupaba era ser la mejor novia posible, y como unos diez meses después las cosas no estaban funcionando, resulté con otra chica. No, no chico. Así que, ¿para qué pensar en la bisexualidad?
Y es que de hecho tuve que parar de pensar en cualquier orientación sexual para definirme. Sobre eso ya escribí aquí. El punto es que lo hice, porque nada de eso podría decir quién era o quién soy. Tardé un buen rato en darme cuenta de eso, pero ahí estoy. Sin embargo, a veces me hace falta sentirme lesbiana. Me hace falta porque es mi lugar cómodo, porque la vida desde ese tipo de diversidad era entretenida, y aunque tiene sus clichés y sus estereotipos, era única. Ahora mi vida está en una pseudo heterosexualidad automatizada. Entiéndase heterosexualidad no desde la orientación (las mujeres no me dejan de gustar, y me derrito aún por la nena que trabaja conmigo) sino la heterosexualidad desde definirse en personalidad como tal.
Ahora que tengo diferentes circulos sociales, en ninguno cabe una conversación gay, pero en muchos cabe la conversación de "cómo debemos" actuar las mujeres frente a los hombres, en como los hombres son "tooodos los mismos", y en qué métodos anticonceptivos son más efectivos. Me muero del aburrimiento. Hace poco que salí con Luna y su novia (espero que aún lo sea) y me sentí gay. Me sentí muy bien. Y la verdad desearía sentirme así con mis amigos y aún sostener la mano de mi actual novio.
Me doy cuenta que esa definición compulsiva no es cuestión mía, sino también de los demás. Dejé de tener amigos y amigas gays, porque yo con novio encima pareciera que inmediatamente perdiera la membresía... o peor aún, como si ahora no entendiera de qué hablan, cómo se sienten, y qué tan bueno está un man que ellos se quieren comer. O esa nena que yo también quisiera comerme.
Me hace falta sentirme lesbiana, aunque tenga novio. Pero parece que las cosas cambian y blablabla.