A veces me da por recordar a S como desearía recordarla siempre.
Con esa cara de angustia y rabia por el mundo, y de alegría por su vida.
Recordarla con esas sonrisas que me regalaba, con su forma particular de piropearme, con su forma incoparable de amar, de entregarse.
Recordarla por sus casi interminables conversaciones telefónicas. Sus historias y no tanto. Por lo que nos contábamos, sin tanta máscara, un poco más libres.
Recordarla por esas veces que me hizo llorar de admiración y puro amor hacía ella. Por su manera de amarme también. Por como lloraba por las cosas más simples, pero que le tocaban ese corazón tan sensible. Por como madreaba y nos reíamos al respecto.
Recordarla por su sexy voz, esa que me gustó desde la primera vez que la oí al otro lado de la línea. Lo primero tal vez que conocí de ella y que le valió su apodo hasta el último día. Por los primeros meses que se volvieron años.
Recordarla por su forma tan peculiar de saborear el mundo y dejarme probar un poco con ella. Por su cabello rizado que se veía chistoso después del sexo. Que me constó aunque yo no quisiera, pero que me valió varias bromas que pude hacerle luego.
Recordarla por su forma de enseñarme, por su forma de aprender. Por sus palabras más fuertes e inteligentes, por sus silencios más sinceros.
Recordarla por todo lo que soñé que era,
Así te quiero en mi mente, mujer.
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