10.6.18

Pavlodar, primera parte

Me debo esta historia, más que nada a mí porque parte de crear este blog (hace ya 9 años) para desahogarme, también lo hice para recordar. Anyway.

Abrieron la puerta 40 del SVO y me sentaba en el avión que en menos de 5 horas me llevaría a otro país, al que iba a vivir por los próximos... bueno, ya van 7 meses. Abrieron las puertas y tuve el asiento junto a la ventana. Al inicio, como era de esperarse me habló un ruso (en ruso) y no entendí nada. Luego, él muy amablemente preguntó en inglés si no le había entendido, a lo que dije: Obvio no, con una sonrisa. Él se rió y preguntó mi nombre y la pregunta que no dejo de escuchar aquí: Where are you from? Y ahí la reacción a mi respuesta: Oh, Pablo Escobar?

Aquí hago un paréntesis para señalar que estaba preparada para esas reacciones, ya la internet me había entrenado pues la mayoría de colombianos (por no decir todos) en el extranjero se tienen que aguantar un comentario al respecto. Al inicio uno se puede acostumbrar, pero luego simplemente se vuelve molesto porque la idea de la gente es que AMAMOS a Escobar y que es un orgullo para nosotros que alguien de afuera lo conozca, como si fuera nuestro héroe nacional. Claro, se ha vuelto molesto y a veces opto con mi poco ruso tratar de explicar que él no fue una gran persona para el país y que tenemos más gente que nos representa. Les hablo de Shakira, James Rodríguez y hay gente que incluso nos habla de El Pibe Valderrama porque lo recuerdan de algún lado. Ahora, con estas vergonzosas elecciones presidenciales en Colombia ya no me podría importar menos que la gente sepa de Colombia por las películas de Narcos y de Escobar, porque eso al parecer es lo que nos gusta, nos encanta que nos represente la muerte, las drogas, la injusticia social. Mark my words if Duque wins next week. Así que si gana Porky, no hay ni por qué avergonzarme ahora de Escobar, porque esa va a ser justamente la gente que nos representará hasta que no cambiemos a nuestros dirigentes. Cierro paréntesis.

El hombre que habló inicialmente conmigo era efectivamente ruso, profesor de una universidad en Astana que viajaba de regreso a su trabajo. Me preguntó la razón de mi visita y dejó de hablar un poco. Notó que estaba nerviosa y buscaba hacer comentarios graciosos para hacerme reír. Y le agradezco por eso pues el viaje fue horrible. La otra persona que se sentó a mi lado viajaba por negocios a Kazajistán y aunque no habló mucho con nosotros también estuvo muy pendiente de mí. Fueron muy amables (además que creo que fue muy obvio mi cambio de ánimo). Cuando el avión despegó empecé a sentir un horrible dolor de estomágo (somatizando, ando) y a lo mejor estuve pálida todo el vuelo pues ellos no dejaban de preguntarme si quería más té, si necesitaba agua, si necesitaba algo más. Al final uno de ellos entendió que eran los nervios y me dijo: Everything's ok, don't worry.

Llegué a Astana a las 5 am y como dijo una de las chicas en migración que me recibió: you are like a rockstar. Esa sensación aún no se ha ido pues a este país olvidado por Dios (guiño, guiño Lezzoh) no llegan muchos extranjeros, mucho menos gente de latinoamerica (bueno, exagero, a esta región del país). El vuelo a Pavlodar salía a las 10 am así que sólo me quedaba tratar de dormir y llegar presentable a Pavlodar.

Estaba nerviosa pero en mejor estado que en el avión desde Moscú. No sabía como iba a recibir al Sr. Ariza, no sabía que le iba a decir, no sabía nada. Fue mejor. El aeropuerto es pequeño así que no fue nada difícil vernos cuando entré. Nos vimos y no quedaba nada más que un abrazo, de esos eternos que queríamos y un beso cargado de nervios. Nuestro primer beso como esposos.

Después de eso pasé a conocer el que sería mi apartamento, la que sería mi casa por estos meses (y el próximo año). Conocí el colegio donde trabaja él (que me recibió con la primera nevada del año) y con muchas personas amables que querían conocerme. Conocí a uno de los responsables de que mis documentos no estuvieran bien para la visa y desde ese día siguió teniendo el descaro de dejar todo para última hora (como el documento esencial para vivir aquí que se formaliza en la policía de migración y que sólo él podía hacer)



La emoción de estar junto al Sr. Ariza y comenzar una nueva vida pudo mucho más que los nervios, los miedos y la ansiedad. Y desde ahí se han escrito diferentes ideas, pensamientos y caminos para ambos, juntos y como individuos.

Y de eso hablaré en la segunda parte. 



No comments:

Post a Comment

Su comentario es muy importante para nosotros, por favor déjelo después de estos puntos: