7.10.19

Gracias.

Se cumplen cinco años de la muerte de Tabby. Del asesinato. Me duele, pero le pongo esa palabra porque eso fue y eso sentí. Con ella murieron muchas cosas más. Demasiadas que en su momento no quise ver, quise ignorar.

Y cuando se cumplen los aniversarios miro atrás con dolor. Todavía con dolor. Aunque una vez más lo quiera ignorar, lo quiera dejar de ver, el dolor está ahí, muy dentro y se despierta porque quiere salir, necesita estar afuera.

Al año, tu muerte no la sentí tanto porque todavía estaba en negación. Negaba por completo toda la manipulación en la que estaba envuelta. Todas las mentiras, toda la soledad y el aislamiento en el que estaba. Ese año simplemente no honré tu muerte con mi vida. Yo seguía muerta... o estaba muriendo, lentamente.

Y sin más, la vida que aún latía en mi me pidió salir, me pidió cambiar. Al siguiente año lloraba tu muerte una vez más y lloraba el vuelo internacional que supuestamente le ponía punto final a mi historia con el Sr Ariza. Lloraba el darme cuenta que me estaba dejando matar, dejando mis sueños, mi poder a un lado. Llorando porque no era feliz y mi falta de acción me quitaba todo lo que yo quería. Te había arrebatado a ti y ahora creía, me quitaba a un hombre que resonaba con esa vida dentro de mí.

Después, al siguiente año no me quedaba más que llorar por tu ausencia y por querer compartir contigo una nueva etapa de mi vida. Una nueva vida, de hecho. Romper las mentiras, la manipulación y el odio. Por fin honrar tu vida y agradecerte, porque con aquel dolor había aprendido que necesitaba despertar.

Siguen los años y dentro de mi hay dolor. Mucho dolor. Y me doy cuenta que no es por lo que es, sino por lo que pudo ser. Todavía no perdono. No ME perdono haberte dejado matar. HABERME DEJADO HERIR.

Pero hoy, este año me doy cuenta que ese dolor, esas heridas y todos esos años que pasaron son los mismos que ahora me dejan en este lugar tan bello en mi vida. En este momento en donde me amo, me respeto y tengo a mi lado alguien que me ama y me respeta igual. Tengo una familia amorosa la cual siempre quise tener. Tengo un trabajo retador y unos estudiantes que me alegran (y enojan) el día.

Mi vida no es la misma desde tu muerte, Tabby. Y si acepto que esa historia fue la única posible (porque es la que vivo ahora) entonces posiblemente no habrá más dolor en los años por vivir. Habrá aceptación, el dolor dejará de alojarse dentro de mí y habrá alegría porque la muerte no es el fin, sino el inicio de algo bello. Y tú, cosita hermosa viniste a enseñármelo con una cicatriz grande en el alma, para que jamás, jamás en mi vida lo vuelva a olvidar.

Gracias.