25.11.17

Moscú

Llegué al VKO de Moscú e hice toda la maña que pude, me daba risa intentar sacar dinero del cajero, pensar en cambiar los dólares que cargaba a rublos para poder pagar el taxi. Mierda, y rogar porque no me vieran la cara de novata, idiota y extranjera y me sobrecargaran. Perdí, tengo la cara de todo y me cobraron 2500 rublos del aeropuerto a la casa de Ervine, la persona que me recibiría y me daría posada y un montón de risas por esos días, mientras salía la visa a Kazajistán.

Igual y me asesoré (o eso quiero creer, en realidad estaba gritando porque alguien estuviera ahí e hiciera todo por mí, estaba muy nerviosa) así que le escribí a Camilo que ya había llegado a Moscú y que si tenía alguna idea de cómo llegar a la dirección que me habían dado. Sólo sabía que sonaba a chocolate. (Shocola-algo) Camilo me dijo que podría estarme costando 2000 rublos el taxi, que era mejor que tomar el metro porque requería tomar tres líneas diferentes y con dos maletas de 20kgs  y una de 8kgs simplemente esa no era una buena idea. Me recomendó cuánto dinero retirar del cajero y mientras del otro lado el Sr. Ariza me decía cuántos dólares cambiar y estaba pendiente de si ya había salido del aeropuerto o no. La verdad es que tenía mucho miedo de salir. Pero tenía toda la ansiedad y las ganas del mundo, créanme.

Lo primero que  aprendí es que no todo iba a estar en ruso, el cajero se podía cambiar a inglés, a la del banco no le tuve que decir nada, sólo mostrarle los dólares y en la calle sólo salí y mostré mi celular con la dirección. El que sabía hablar inglés me dijo el valor y sólo dije que sí, porque qué demonios. Además que aún no era consciente de qué tan grande es la ciudad y pensé que me tomaría unos veinte minutos llegar a mi destino. Error, fueron cincuenta minutos y durante el recorrido pude hablar con mi familia y amigos por fin sobre mi primera impresión de Moscú. Lo naranja y fría que estaba. Maldita sea, el otoño es incluso mejor de lo que alguna vez me imaginé y en esos minutos confirmé que es mi estación favorita. Calvin y Hobbes hicieron un buen trabajo mostrándome sus colores en sus comics.

Llegué y Ervine me recibió como a una vieja amiga, con un gran abrazo y una sonrisa de oreja a oreja. Me sentí en casa y de inmediato empecé a sintonizarme en inglés. Y qué difícil, por fin, después de tantas horas de vuelo puedo hablar con alguien y no lo puedo hacer en español, tenía millones de cosas por decir y transmitirlas en otro idioma se vuelve difícil. De todas maneras aún no había mucho por decir, él era el que hablaba y me daba indicaciones de todo en su apartamento, cómo se abrían las tres puertas para entrar al apartamento, cómo se abría el grifo para el agua del lavamanos, la tina, la puerta del toilet que no servía, la nevera, la estufa, la luz, el computador... casi casi y hasta me enseña cómo utilizar Google (lo juro, ahí tuvo que parar, se río y dijo algo como: estoy seguro que eso sabes cómo usarlo)

Me preguntó que si quería salir y le dije que por supuesto, estaba en fucking Moscú y el cansancio de los vuelos se había ido un momento para darle espacio a la curiosidad. No quise desempacar tanta ropa y simplemente di espacio para algunos sacos y camisas en el clóset que Ervine me cedió en su cuarto. Tenía la esperanza de resolver lo de la visa pronto y desempacar sería una pérdida de tiempo...

Él insistió en que saliéramos a hacer algo de mercado para los días en que estaría allá y preguntó millones de veces que qué quería. Dios mío, apenas llegaba y me hacían la peor y más difícil pregunta del día. Yo estaba contenta con sólo intentar leer todos los productos y avisos de la tienda. Y pasamos por dos Shokoladnitsa que eran justamente lugares de café y chocolate (qué feliz me sentí por entender esa bobada) y Ervine aprovechó para explicarme más cosas de la zona donde vivía. En el supermercado ya compramos yogur y cereal para mis desayunos, algunos huevos, paquetes de papas (chips) y ya no recuerdo qué más. Él insistió en comprar pollo por si se me antojaba y le dije que no comía carne aunque ahora estaba intentándolo para no morir en Kazajistán (el pollo igual y se quedó en Moscú, jamás logré cocinarlo) Volvimos a casa y nos preparamos para salir de nuevo, esta vez a cenar.

Tomamos el metro por primera vez, Ervine intentó decirme el nombre de nuestra estación cinco mil veces y todas las dije de una manera diferente, me di cuenta que lo poco que sabía del alfabeto ruso había ayudado a reconocer ciertas cosas, pero aún me faltaba reconocer sonidos, muchísimos sonidos... ¿qué significan las palabras? no importa, ahora no.

Entonces salimos de Krilastkoye a Molodyozhanaya por la línea azul (oscura, Ervine me hizo énfasis en los colores porque, oh sorpresa, son un montón) y aunque sentía que era el viaje de la vida... sólo fue de una estación a la siguiente. Allí en un cuasi centro comercial nos encontramos con Rob, un querido sudafricano profesor de inglés del colegio donde también trabaja Ervine. Hablamos un poco y comí sushi porque algo así le mencioné a Ervine (lo cual le hizo creer que mi dieta se basaba en agua, té de "Malina" -vaina que no he visto jamás en Colombia- y sushi, sushi every night and day) y empezó el efecto del jet lag... Eran las 8 pm más o menos y sentí la necesidad de escribirle al Sr. Ariza porque siempre a esa hora en Colombia le escribía para despertarlo, pero si en Moscú ya eran las 8, en Pavlodar eran las 11pm y en vez de despertarse, él ya se iba a dormir. Empecé a confundirme... el sushi no me cayó bien (aunque estaba muy bien) y empezó un horrible mareo. Fuimos a casa y simplemente dormí, con la esperanza de recibir la carta de invitación de Kazajistán corregida al otro día, o algo así...

Los primeros días fueron un desastre, desayunaba a la hora del almuerzo, me daba hambre muy tarde en la noche, quería dormir en el día y se me hacía imposible conciliar el sueño en la noche. Intenté ver Friends de madrugada y NO ESTÁ EN NETFLIX RUSIA. Horror! Gracias a Dios Ervine lo tenía en su computador y en los 12 días que estuve allá vi la primera temporada completa... sí, en las madrugadas que no podía dormir.

En fin, el primer día no salí, aunque me mataba la curiosidad y las ganas de conocer toda la ciudad, los primeros síntomas del jet lag estaban golpeando feo, muy feo. Y no sabía mucho tampoco sobre el metro ni nada, así que preferí esperar a que Ervine saliera del trabajo para hacer algo en la noche. Fui clara al decirle que quería ir a la plaza roja y él no dudo en cumplirme el deseo. De todas maneras quería cenar cerca y luego íbamos a un show de improvisación en inglés. ¡Genial!

Ervine y yo


Y ahí estábamos, the Red Square of Moscow. El efecto del jet lag no me dejó llorar (ni sentirlo tan intenso como los días siguientes) aún se me hacía increíble estar parada en esa plaza que sólo veía en fotos. Recordé que cuando pequeña pensaba que ir a Rusia era imposible. Y estar ahí hace un corto circuito con esas ideas que uno se carga, que yo por lo menos tenía en mi cabeza, escondidas, calladas y guardadas. Después de eso sentí lo real que era y ya la sonrisa no se me quitó. Cené la mejor ensalada que he probado en mi vida (y no miento) en un restaurante francés que hay cerca y luego volvimos a tomar el metro para ir al show de improvisación. Me reí un montón y sobretodo me reí mucho de Ervine, de lo divertido que hacía ver todo. Luego salimos a caminar (me moría por caminar todo Moscú) pero ya luego me dio vergüenza hacerlo caminar tanto a él y regresamos a casa.

Empezó el fin de semana y ya había organizado ir al Kremlin con mi amigo Camilo (otro colombiano) y Ervine. Nos encontramos al medio día y entramos al museo de Armería. (OH POR DIOS, qué cosa tan hermosa) tuve muchísima ansiedad durante todo el recorrido, había tanto por mirar, tanto por leer (así fuera en ruso defectuoso) y tuve tantas ganas de estar con mi papá ahí, quería tanto compartir ese momento con él. Sé que le habría encantado tanto como a mí. Y fue hermoso pensarlo y sentirlo tan cerca. Después, les pedí a ellos que fuéramos a un café del que me había hablado un amigo que estaba estudiando ruso en la Nacional. Dios mío, la pasta y el té más costosos que he pagado (pero qué carajos, valió cada rublo) y después caminamos más, buscando una inexistente valla publicitaria de Colombia. Nos encontramos luego con Filip, un polaco-australiano profesor de ¿inglés? que quería practicar español con nosotros. Y en la noche volvimos a comer sushi (oh sorpresa) y Filip me recomendó ir al parque Gorky, y me habló de Scorpions y Winds of Change. Caminamos el domingo hacia el parque y llegamos cerca a la universidad donde hay una vista panorámica de la ciudad. No me mató Moscú ahí, no es lo mismo pasar por un parque lleno de árboles naranjas que ver una ciudad gris y sus edificios. 

I follow the Moskva down to Gorky park listening to the wind of change...


Ya para empezar la semana empecé a guardar en el mapa todos los lugares a los que quería ir, ya tenía una tarjeta cargada con suficientes rublos para viajar en el metro (cada trayecto cuesta 57 rbl. pero con la tarjeta cuesta sólo 35 rbl.) y me fui a otro sitio recomendado: el mercado de Izmailovo. Tomé un montón de fotos y un vodka de 5° que me ofrecieron al final del recorrido del museo del vodka que se encuentra allá. Quería algo más fuerte, para ser sincera y el no entender nada del museo me hizo tomarle más fotos a los gatos que habían ahí adentro que a la misma exposición. Después, con la ilusión de encontrar el susodicho museo de Carl Jung que Google Maps seguía señalando cerca al parque Gorky caminé un montón para llegar allá. Y perdí mi tiempo, porque joder nunca lo encontré y evité cualquier contacto con algún ser humano porque no quería hablar, así que tampoco pregunté. (sí, ahora sí me arrepiento). Y pedí por primera vez una comida sola en un restaurante. Claro, yo hablaba en inglés, la mesera en ruso, pero comí y pagué así que supongo que todo salió bien y nos entendimos, jaja. Ya para el martes la confianza de tener la app del metro, la app del mapa y saber que hablar en inglés era una posibilidad me hizo salir a más lugares. Visité el Hermitage Garden, caminé hasta los Patriarch Ponds y luego me aventuré a tomar el metro para el Memorial Museum of Cosmonautics. Hermoso, simplemente hermoso. Sobretodo, y debo decirlo el tiempo que tuve para hacer todo eso sola. Escuchar el ruso, el inglés mal hablado, algún español por ahí, francés. Sentirme parte de todo y tan ajena a esa ciudad.

Izmailovo market

Patriarch Ponds

Memorial Museum of Cosmonautics 

Llegó el miércoles con el mejor museo: The Great Patriotic War Museum. Tuve muchas ganas de llorar al inicio, y aún no me explico por qué. Estaba muy sensible y una vez más quería estar con mi papá. Sé cuánto le encanta el tema sobre la guerra y sé que habríamos hablado mucho sobre lo que los rusos llaman su Gran Guerra Patriota que va desde el 1941 hasta el 1945, ¿y qué pasó antes del '41 y por qué no lo cuentan?.. También me hizo pensar mucho sobre Colombia, me imaginé un museo sobre el postconflicto ¿será que alguna vez haríamos eso?, ¿contaríamos la historia de la guerra, cómo se dio? porque eso sí, los rusos están orgullosos de su victoria. El mismísimo parque donde está el museo es el Parque Pobedy o Parque Victoria... Y después de la alegría que sentí estando en ese museo vino una noticia aún mejor: ya estaba la carta y los otros documentos que necesitaba para ir al consulado de Kazajistán. ¡Podría irme pronto!

The Great Patriotic War Museum

Y como era de esperarse, me desperté temprano ese jueves para llegar a tiempo al consulado. Ya sabía la ruta del metro, la estación, en qué calle girar: TODO. Sólo faltaba ir, pagar la visa e irme. Ajá, claro. Una vez más, mi nombre estaba mal escrito, no pude continuar el proceso y salí a pegarme la primera chillada en Moscú. Qué delicia. Decidí ir a la Plaza Roja (poor me, I'm sad and I get to go to the Red Square to cry my eyes out, boo, boo) y oh, poor me, tuve que quedarme unos días más en Moscú. Y sí, estoy siendo sarcástica ahora mismo, pero debo decir que me dolió, me dolió muchísimo. Tenía miedo que el proceso tomara más tiempo. Para dejar de pensar e imaginarme los peores escenarios posibles (incluyendo el tener que devolverme a Colombia just because...) decidí entrar al Museo de Historia... y mal, porque no lo disfrute como debía, mi cabeza jodió todo el tiempo. Es una lástima (además que costó un chingo en comparación con los otros) y lo único que me animó fue ver una especie de foto de Lenin y Stalin juntos. (Recuerdo a Camilo preguntarme: you know Stalin was the bad guy, right?)

State Historical Museum

Ya para el viernes Ervine prometió una salida a cenar y a bailar con los compañeros del trabajo (era el cumpleaños de Lydia, una profe de drama!) y no regresar a la casa hasta el amanecer del sábado. Cumplió, llegamos a casa a las 7 am y por fin simplemente pensé que todo podría estar pasando por una razón. El sábado claramente no hice nada excepto dormir todo el día y en la noche sólo quería salir un poco a caminar. Ervine no me dejó salir sola y fuimos hasta un puente que se ilumina bonito en las noches. Luego entramos a un centro comercial que quedaba cerca y cenamos. Hablamos mucho más (sí que me gustaron las charlas con él porque estaba conociéndolo, porque éramos dos extranjeros en Moscú haciéndonos compañía) y al salir del centro comercial EMPEZÓ A NEVAR. No mucho, pero algo, y tuve mi primera experiencia con la nieve con un helado en la mano. Bien extrema la cosa. Fue bello.


Ya para el domingo volví a encontrarme con Camilo y fuimos al The Great Patriotic War Museum porque me puse de intensa a decirle lo hermoso que era el museo y él se antojó de ir pero acompañado. Igual el plan del domingo era también ir al club de lenguas que se reúnen a las 6 pm en el Hard Rock Café. Hablamos español con una rusa, estadounidense, húngaro, peruana, nicaragüense y... no recuerdo más. Fue genial la experiencia y algo traumática, sentí que estaba olvidando todo mi español. Y para nuestra sorpresa nos encontramos con Filip quien también había ido al Hard Rock a hablar ruso pero se le hizo una mesa muy aburrida y prefirió ir a la de español a practicar. Resultamos regresando a la estación del metro juntos, hablando en español y luego resultamos tomando seis cervezas (tres cada uno, creo) hablando sobre su experiencia en suramérica y lo mucho que le gusto y espera volver en dos años (¿o uno? Empecé a emborracharme ese día, sobretodo porque nuevamente estaba nerviosa, el documento con mi nombre había salido bien ahora sí, sólo faltaba esperar la carta de invitación y volver al consulado...)

The Great Patriotic War Museum

Hard Rock Café

Camilo y yo

Y ya la historia del lunes es otra. Sí fui al consulado, sí me dieron la visa, me perdí buscando el banco para pagar lo de la visa, sentí pánico, pregunté por el banco y un tipo me estaba mandando al otro extremo de la ciudad (menos mal hablábamos los dos inglés... ja). Sentí que me quedaba mucho Moscú por conocer, aún no había ido a la tumba de Lenin, ni había alcanzado a ver el cambio de guardia en la tumba del Soldado Desconocido... ¿y qué?, la ansiedad de estar tan cerca pero todavía tan lejos del Sr Ariza era mucho más fuerte. Ya habrá otro momento para volver a Moscú... 

Antes de entregarme la visa fui de nuevo a la Plaza Roja, a despedirme y a darle gracias a la vida por la oportunidad de estar ahí y de empezar un capítulo diferente (del que espero escribir pronto porque ya pasó un mes y no he dicho ni mú, lo sé). Me alegra haber ido a la plaza ese día porque el martes que finalmente me fui de Moscú volví pero estaba cerrado (sabrá Dios por qué) y lo único raro es que pude ver el dichoso cambio de guardia el martes.

Yo, despidiéndome.

Ya lo que quedó de lunes en la noche lo dediqué a empacar y salir a cenar con los compañeros de Ervine. De nuevo la ansiedad no me dejó dormir mucho y sólo esperaba por el vuelo del martes en la noche. Y pues ya sabiendo que quedaban sólo unas horas en la ciudad dejé el afán por ir a visitar más lugares y simplemente disfrute el último día en casa. Sólo salí a ver el cambio de guardia y a un centro comercial que ofrece una vista panorámica de la ciudad en su sexto piso. 

Al lado de la Tumba del Soldado Desconocido.


Panóramica de la ciudad.

Ya siendo martes en la noche Ervine me acompaño al aeropuerto y tomamos un último café juntos mientras le contaba que me estaba muriendo del susto y de la ansiedad porque no sólo era empezar a vivir en un país y una cultura totalmente ajenas a mí, era empezar a vivir con alguien más. Voy a atesorar mucho los consejos de él ese día. Aunque el cuerpo no escuchara mucho y me provocara un dolor de estómago horrible durante el viaje de Moscú a Astaná... pero de eso en otro post.

De Astaná a Pavlodar.

10.11.17

Bogotá - Moscú

Ya va ser un mes desde que salí de Colombia, sin ninguna expectativa porque de verdad quería digerir todo completico, como llegara, como viniera sin pensar en cómo debía ser o cómo me debía sentir.

Pensé que iba a ser más traumático el viaje de 16 horas de Panamá hasta Estambul, pero mientras se pueda dormir así sea incómodo el tiempo pasa volando (¿literal?). Creo que alcancé a ver dos películas (Mi Villano Favorito 3 y Snoopy) y lo del tiempo sí que fue muy curioso. En la pantalla salía la hora local de Panamá (que viene siendo la misma de Colombia), las horas restantes del vuelo y la hora local en Estambul. Creo que ahí tuve un primer choque, porque cruzando el Atlántico ya era de noche, ya el cielo estaba oscuro (y no puedo decir a qué horas porque ya estaba muerta del sueño, no había dormido la noche anterior) pero la pantalla seguía diciendo que era de día en Panamá. Y es que uno se roba tiempo en esos viajes, y me robé muchas horas y de la nada te van sirviendo la cena (¿pero no es hora del almuerzo ya?) y te van apagando las luces y "hasta mañana". Luego despiertas en medio de la noche (porque igual, escuchas todos los ruidos del avión, de la gente que no duerme, las luces que se prenden, cuando llaman a la azafata, cuando... lo que sea) y te das cuenta que ya estás sobre Europa y empiezas a ver luces abajo tuyo... wow. Y qué decir que era luna llena en ese momento y esa era la luz que llegaba a la ventana. Bellísimo. Tuve que decirme mil veces que era verdad porque necesitaba sentirlo real, dejar de sentir que era mentira o que era un sueño.



Después amaneció y el cielo tenía un color morado muy bonito y te sigues preguntando si es un sueño, te sirven el desayuno y ya nada sabe a casa, absolutamente nada e intentas hacerte la idea pero sigues sin poder hacerlo... es un viaje largo y la cabeza está adolorida, o dormida, o mareada, o todo al tiempo y no te decides qué sentir primero.


Hora local Estambul: nueve de la mañana y no sé cuántos minutos. Desde el avión donde estoy mientras va aterrizando se puede checar la puerta para el siguiente vuelo que me va a llevar a Moscú.  Confirmo que es el 310 y me tatúo ese número en la mente para no perderme, para preguntar, para lo que sea. Ansiosa por tener alguna señal de WiFi y decirle a mi familia (aunque ya fuera de noche para ellos) que ya había llegado a Turquía y que todo estaba bien, por ahora. No pude comunicarme con nadie, en la puerta 310 nadie nos esperaba (me topé con un grupo de colombianos con los que veníamos del mismo viaje y también iban a Moscú, al parecer a estudiar por un año) y tuvimos que checar nuevamente y confirmar con un poco de miedo que era en realidad la puerta 205 y que tocaba subir después de haber perdido ya mucho tiempo buscando el 310. Abordé el avión con el corazón en la mano y... caí en un sueño horrible. El cansancio empezó a cobrarme las horas robadas, prestadas, malgastadas y aunque hice todo lo humanamente posible para ver el Mar Negro que estaba debajo mío mis ojos no dejaban de cerrarse.

Tres horas después ya estaba aterrizando en Moscú. Dos de la tarde, hora local. Pensaba que en Colombia ya iban a hacer las 6 am del jueves, o sea que se iban a completar 24hrs desde que había salido de casa. Y en esos terminos el viaje se hace un poquito soportable porque ¿qué es un día viajando? Nada, ¿no? Eso es Bogotá hasta la costa en carretera... La diferencia es que ya eran las 2 de la tarde del jueves, se sintió el frío de otoño apenas aterrizamos y el ruso ya empezó a entrar oficialmente por mis oídos. Acostúmbrate Lyds, esto es lo que vas a escuchar por mucho tiempo de aquí en adelante.

Por fin tuve Wifi mientras caminaba y caminaba... y seguía caminando buscando el Passport Control y preparándome para la "supuesta entrevista" que me harían sobre mi razón para estar entrando a Rusia. Traté de enviar un audio decente a mi familia diciéndoles que ya había aterrizado y la garganta dio la primera señal de cansancio. Casi no puedo hablar (llevaba entonces casi un día sin hablar de verdad... uff ya empiezo a extrañar a mi gente) y mi voz suena a tarro. Los del Passport se demoran un chingo y medio con los colombianos que van delante mío pero no dicen nada, no preguntan y sólo hacen firmar un papel. El colombiano que está detrás mío me cuenta que va a estudiar y que tiene afán porque si no llega antes de las 5 a la universidad no tendrá donde dormir en la noche. Me pregunta por qué estoy ahí y le digo que aún me faltan unas horas de vuelo. Sólo estoy de paso por Moscú para sacar la visa e irme a vivir con mi esposo.

Uy, y ahí sí siento que es real. Es la primera vez que le explico a un desconocido en el extranjero el porqué estoy ahí. Y fue al único al que tuve que decirle pues la señora del Passport control sólo me pide quitarme las gafas (con señas) y me pide firmar mi Migration Card para dejarme entrar a Rusia. Diez minutos después (tal vez 15) ya estoy afuera comprando una Sim Card para poder hablar en Moscú y empezar el que sería mi primer día de 12 que estuve allá. 


27.10.17

Magia.

Anoche, por primera vez después de dormir muchas horas en la tarde no pude dormir en la noche. No inmediatamente, claro está.

Pero no me molestó porque por primera vez, él se quedó profundamente dormido entre mis brazos. Y qué bien que estaba despierta para ese momento. No me lo perdí.

Esto es magia. Nada más.

24.10.17

Астана - Павлодар

Están preparando la puerta número 40 del SVO de Moscú para el vuelo que me va a llevar finalmente a Kazajistán. Estoy nerviosa, tengo la ansiedad alborotada y el miedo gritando en mi cabeza.

Pero jamás me había sentido tan feliz. Tengo miedo pero se siente del putas. En menos de doce horas, amor, estaremos juntos. Por fin.

14.10.17

октябрь

Recuerdo estar en el park way, esperando a que sean las 6 pm o algo asi para encontrarnos luego. Pero sobretodo hablando con el, aprovechando el poco tiempo que tengo, aprovechando que ha pasado casi toda su noche despierto para hablar conmigo, el al otro lado del mundo y yo en Bogota.

Recuerdo que el mensaje era el mismo siempre: que estas haciendo con tu vida? realmente eres feliz? en serio vas a dejar que el miedo sea mas grande que tu?

Entonces decidi arriesgarlo todo. Tenia mucho que perder, pero tambien mucho que ganar. Y ahora, 15 de octubre de 2017 a mis 00:40 escribo esto desde un teclado que tiene letras en ruso tambien, al que no le encuentro las tildes por ninguna parte y por el que no pienso enloquecerme tampoco, sentada en una cama que no es mia y que me ha sido prestada mientras espero en Moscu a que me entreguen mi visa para finalmente estar con el. Por fin los dos al otro lado del mundo.

Hoy, despues de casi ya tres dias desde mi llegada a esta ciudad me siento inmensamente feliz. Y no es como que esto sea lo unico que me alegra enormemente. Dejar a mi familia pero haber compartido con ellos estos hermosos meses me hace sentir su calor y alegria desde aca, su amor y su compania. Me siento inmensamente feliz y a veces mientras camino por las calles o vamos de una estacion del metro a otra siento unas ganas enormes de llorar porque simplemente soy muy feliz y el miedo por fin dejo de ser tan grande. Y se volvio chiquito, tan chiquito que puedo jugar con el mientras contemplo esta hermosa ciudad.

Me encanta sentir como desde octubre 2016 decidi escribir algo diferente en mi vida. Y ahora todo es diferente, absolutamente todo.

Desde Moscu, con los mismos crespos y las mismas ganas de siempre,

Lyds.

18.9.17

Bogotá mejor para nadie.

Este año ha sido muy especial para mi miedo. Me he tenido que dar de a golpes con él y decirle que no joda y que por primera vez soy yo la que manda, no él. Y no ha sido fácil porque el hijo de puta sabe defenderse y yo no soy muy buena dando golpes.

Pero parece que él encontró una única manera de calar en algo, en algún lugar que creí imposible y ahora cada día me sorprende más. El miedo se apoderó de mi ciudad y de mis ganas de vivir en ella. Cuando escribí mi bici y yo lo hice con ese sabor de sentir cómo iba venciendo el miedo de todos por querer andar en dos ruedas en esta ciudad, a la hora que fuera, en la calle que fuera y sola. Ahora no puedo, no quiero, no me atrevo.

Jamás llegué a imaginar que el miedo buscaría colarse en mi ciudad y dañarme los momentos en ella. En ocho meses van dos bicicletas robadas y la seguridad de rodar tranquila aquí. Me han robado la seguridad y a la gente que me rodea. Ahora son ellos los que me dicen que mejor me cuide, que mejor no salga y yo los escucho y les hago caso. Finalmente también tengo miedo.

Ahora, había prometido hacer un post resentido, porque con el robo que le hicieron a mi hermano la semana pasada no aguanté más el caos interno en el que estoy. Odio a Bogotá en este momento pero siento enormemente cómo la voy a extrañar, con lo mierda y todo que es ahora. Pero la rabia se fue porque cuando veo a Bogotá desde el Cerro de Monserrate no puedo dejar de agradecerle por criarme, por hacerme lo que soy. Porque fue justo por su caos de mierda que decidí utilizar bicicleta y me aventuré a ganarle al miedo en dos ruedas. Y eso por lo menos no me lo ha quitado. Sólo ya no tengo bicicleta para andar y no cuento con el tiempo, pero sé que desde donde esté volveré a rodar porque este amor por la bici es para siempre.

Así como mi amor por Bogotá, porque eso soy, una rola más, jodida porque vengo también de familia santandereana, porque la ciudad me moldeó como pudo y aceleró mi crecimiento, empujó mi control y rabia al máximo. Pero a veces no dejo de pensar que justamente me voy de Bogotá para desaprender y conocerme en otro ambiente. Finalmente no soy solo una cosa. Nunca lo seré. El cambio es la única constante en la vida y así como pensé que jamás sentiría miedo de rodar en esta ciudad, de pronto este caos que cargo por dentro porque Bogotá me lo cultivó durante todos estos años ya no van a ser una etiqueta más y será bello, una vez más, descubrirme, cambiar, transformarme.

Te odio y te amo tanto Bogotá. Es ridículo.

Ahora que lo pienso, también quería decir aquí que no pude terminar el post sobre Techo porque justo después de eso mataron a Facha. Y esa muerte me marcó porque no sólo no entiendo cómo hay seres que pueden arrebatarle la vida a cualquiera (y justo a semejante ser humano que era él) sino porque lo sentí tan cerca, sentí que podía ser yo quien saliera a tomar un taxi una noche cualquiera y no volviera jamás a mi casa. Así también me fue robando la seguridad Bogotá, cuando le fue quitando la vida a la gente que vale la pena tener cerca, vivita y coleando. 

25.8.17

Petit a petit.

Este blog está plagado de la palabra 'miedo'. Y tengo miedo del futuro, pero no se siente como hace diez años cuando iba a salir a la universidad y no sabía qué iba a hacer con mi vida. Ahora hay mucha más seguridad, y sé que a veces el miedo se disfraza de estrés, mucho estrés. No saben lo mucho que me duele la espalda cada vez que pienso en el siguiente paso que tengo que dar para acercarme al futuro que quiero para mí.

Hoy recordé a Andrea (Juma), cuando en medio del estrés antes de entrar a la universidad se dio cuenta que a mí me espanta ver el big picture, y me dijo lo más sensato que pudo hace unos 9 años: "Paso a paso, no se estrese Puma y piense en pasos pequeños, ¿cuál es el paso pequeño de hoy?"

Y así se baja un poco el estrés, y así voy pensado pequeño para acercarme a lo grande, sin ignorarlo porque finalmente voy apuntando para allá.

Hoy entre los pasos pequeños por dar no estaba escribir en el blog, pero me di permiso de desviarme en la agenda del día y agradecerle a la vida por gente como Andrea que viene y que va y que deja siempre algo para aprender. Ahora ella está en Australia con su esposo.

Espero que sea muy feliz.

23.8.17

Un correo de hace nueve meses.

Tal vez estos conejitos no queden bien redactados. Me gusta más el teclado del computador que el del celular pero qué se le va a hacer. Ya es "mañana" y siento que si no lo escribo ahora, después se van corriendo los conejitos y se vuelven a esconder como hicieron hasta hoy. Digo, ayer.

Te amo, y aunque el opuesto al amor es miedo, sé que tengo miedo. Siempre lo he tenido. Y en algún momento podré vivir en paz con él. Ese no es el punto. Te amo y tengo miedo.

Sí, es cierto que acabo de salir de una larga relación. De una muy dura, muy intensa y que demandó de mí más de lo que pensé, estaría dispuesta a dar. Di más de mi, o mejor dicho, di lo que no soy yo y me perdí, demasiado.

Ahora , después de estas semanas de soltería auto impuesta, sé que perderme no fue lo peor. Ni siquiera lo mejor. Simplemente fue y le doy gracias a la vida porque así es. Me perdí, y persiguiendo al conejo me puedo encontrar con tantas versiones de mi como son posibles.

Lo que pasa es que eso, Sr. Ariza, Manuel, eso me da miedo. Le tengo miedo a esas versiones mías. Al otro lado, a lo que me pueda encontrar. Y sé que no soy la primera ni la última en sentir este miedo. Pero y qué? No me importa nadie más en este momento.

Y hablando de ese miedo, lo siento muy intenso contigo. Me demandas mucho, y no está mal. Me demandas mucho y no lo odio. ¡Me encanta! Creo que no es demandar... Es exigir. Estar contigo es un reto. Y soy una cobarde para los retos. No tienes idea.

Pero después de tanto tiempo, huyéndole a los retos, me he desgastado, una y otra vez. ¿Por qué? Porque claramente eso es lo que vine a aprender en esta vida, o no se presentarían tantos retos en mi vida. Pasaría otra cosa... pero no pasa. Eso es lo que hay, lo que es.

Tengo miedo a la vida que se me presenta frente a mi cuando te veo en ella. Cuando te siento. Siento que todo cambia y que nada puede ser común -normal- contigo. Como no lo fue conocerte, enamorarme y entregarme en cuerpo y alma a todo esto que ha pasado entre los dos. Ese, Sr. Ariza, es mi conejito de hoy.

Sé que no me has dicho nada, sé que no me has presionado, no lo siento así. Contigo todo fluye, enormemente. Y eso asusta, da miedo ver cómo fluye as it was meant to be.

Pero sé que para que siga fluyendo todo, yo también debo fluir. Y mi reacción en la vida ha sido la de resistirme. Aunque sé que nos parecemos en esto de adaptarnos fácilmente al cambio, aunque sé que sería fácil para mí adaptarme a lo que la vida me traiga, no dejo de sentir miedo... Qué mamera, si alguien hiciera un análisis textual de esto, marcaría la palabra "miedo" como la más usada. Eeeeeeen fin.

Mi conejito viene con algo más y es que este miedo que siento viene con la certeza de que contigo debo dar un salto muy grande. Llegaste a mi vida por algo, y aún estoy por descubrirlo. Y tal vez tú también conmigo, no lo sabemos. (¿No lo sientes así?, yo creo que sí, en eso sí pienso que te siento mucho).

Mi conejito viene con la certeza (y el puto miedo) de saber que viene un salto muy grande y que, esta vez, estoy dispuesta a dar. Quiero dar ese salto. 

24.6.17

That was (two) TEN YEARS AGO this May

No puedo creer que todo esté cumpliendo diez años este año. Riot de Paramore, Icky Thump de The White Stripes, The Con the Tegan and Sara, Atemahawke de Porter y otros que ni vale mencionar pero que me hacen darme cuenta de lo rápido que está pasando el tiempo. (Yo mido el tiempo según la música)

Propuse en el grupo de bloggers que escribiéramos sobre nuestro primer amor gay, aprovechando que estamos en el pride month y todo esto. Y me puse a pensar sobre mi primer amor y resulta que no, mi primer amor no es de hace diez años, sino de hace 11. ONCE.

Recuerdo que cuando conocí a E hace 12 años, no me caía bien, no sé por qué pero me parecía una niñita tonta y no la soportaba. Al siguiente año quedamos en el mismo curso porque empezamos el énfasis juntas y nos hicimos amigas inseparables. Le decían Pollo y así se quedó porque hacía como un pollito de verdad. Era una niña muy simple, no decía mucho, pero si te dedicaba el tiempo suficiente a ti y sólo a ti te hacía sentir importante. Y eso me pasó a mí. Pollo pasó mucho tiempo conmigo, me aguantó la época depresiva que tenía para ese entonces y sé (ahora que lo analizo) que muchas de esas crisis las utilicé para manipularla y tenerla a mi lado. Porque la quería todo el tiempo a mi lado, era la verdad.

Pollo no era linda, y ha decir verdad no es que tenga el récord de enamorarme de las más lindas, pero ante mis ojos ella era hermosa y nada más importaba. Pollo me tenía muchos apodos y ella me consentía mucho, muchísimo. Empezamos a tener frases entre nosotras y cosas que sólo ella y yo podíamos entender. Recuerdo mucho que nos decíamos todo con el número 3. Era algo, de una lista que ella alguna vez hizo y el 3 era que me quería mucho, y sé que ese número se volvió un te amo en sus momentos, un te adoro, un te... uff tantas cosas. Por ella quise aprender alemán por primera vez porque siempre me escribía frasesitas en su alemán de mierda.

A Pollo la quise demasiado y nunca me había dado cuenta del cómo. Ella no parecía gay, at all pero tenía la putica costumbre de morderme el cuello cada que se le daba la gana y God, me encantaba que lo hiciera (y sé, suena rídiculo decir que ella no era gay, pero pues... no lo era, jugó conmigo jaja). Y no fue sino hasta que un primo mío se dio cuenta de la importancia tan pendeja que le dí a uno de sus detalles que no caí en cuenta de mi gusto hacia ella. Al parecer era bastante obvio y yo no lo quería ver. Gracias a ese primo me di cuenta que sí: estaba enamorada de ella. No era un simple gusto, estaba muy enamorada de ella.

Luego pasó lo impensable. Pollo se hizo tan amiga mía que dejó de ser la mejor amiga de otra chica por estar conmigo. Esta otra chica (que ahora es una de mis mejores amigas, life's a joke) empezó a mentir y a decir cosas equis, cosas que nuestra profesora escuchó y no dudó en decirle a los papás de Pollo. Ellos decidieron sacarla del colegio, por su bien.

Esa fue una noticia de mierda, recuerdo tanto cuando Pollo lo dijo, sentí que se acababa el mundo (porque drama queen...) y Pollo, wow, también lloraba y llorábamos mucho porque no íbamos a estar juntas de nuevo. Ya luego en el colegio se regó el rumor y decían que éramos novias y que por eso éramos inseparables y por eso "la iban a echar". Recuerdo que nunca decidimos hablar de los rumores, y especialmente yo que no sabía cómo decirle que en realidad si me hubiese gustado ser su novia. Nunca fui capaz de decírselo.

Luego se fue del colegio y todo parecía insoportable. Tratábamos de hablar todo por teléfono pero no era fácil, tratábamos de vernos pero tampoco lo fue. Luego empezaron los rumores de que ella tenía un novio y dioooos, cómo me dolió. Y ya después empecé a hacer mi vida sin ella y para el siguiente año, en mayo, bueno tuve mi primera novia y todo porque en medio de la borrachera pensaba que mi amiga, la de la fiesta... era Pollo.

Sí, mi primer noviazgo fue un fiasco, en realidad  siempre quise estar con Pollo y nunca se lo dije. Unos años después le confesé que era lesbiana, y ella dijo que ya lo sabía (chismes y lo mucho que se me notaba...) y después de eso no volvimos a hablar. Le dije que tenía algo importante que decirle y nunca más supe de ella.

Quería decirle que había estado enamorada de ella y sólo quería quitarme la espinita de saber si ella alguna vez había sentido algo por mí. Y aquí estoy, once años después todavía con la duda.


10.6.17

Y no fue lo peor que podía pasar.

Me robaron la bici el 3 de mayo y no fue lo peor que podía pasar.


He estado pensando en escribir un post sobre lo que esta ciudad lleva produciéndome desde este año, y con lo del robo de mi bici creo que me he venido inspirando más. Pero hoy no. Hoy no hablaré de eso.

Me robaron la bici porque sí. Porque no tenía el seguro adecuado, porque debí guardarla en un parqueadero bajo techo, porque no debí salir ese día. Porque sí. Y no fue lo peor que podía pasar. Justamente ha sido por la bici que me he aventurado a vencer muchos miedos. Lo dije aquí cuando hablé de mi bici y yo, o cuando hicimos esa travesía suicida hace ya casi dos años.

He sentido este año muchísimo miedo, no sé si más de lo que acostumbraba todo el tiempo o qué, pero sé que lo he sentido mucho. Ahora bien, cómo lo siento es totalmente diferente. Estaba pensando en quien era hace 10 años, tenía 14, faltaba poco para graduarme del colegio y sentía que lo peor estaba por venir. Le he tenido mucho miedo al futuro, siempre. No sé dónde lo aprendí, no sé por qué lo aprendí, pero así me configuraron y recuerdo que el pensar en ese vacío que vendría después del colegio me aterraba.

Si alguien me hubiese dicho que ese después iba a ser la mejor etapa so far de mi vida, no le habría creído, el pelear con mis miedos no me dejaba creerlo. Pero resultó que sí, que lo mejor que podía pasar era salir del colegio, dejar tanto drama y tanta depresión al lado y empezar a salir de la burbuja en la que vivía. Conocer la gente que conocí, incluso comer la mierda que comí junto a esas personas y surgir, una vez más del fondo.

He sentido muchísimo miedo y tengo un stack de miedos guardados que ni te imaginas. Hace casi dos años hice un taller y nos pidieron escribir nuestros miedos. Me bloquée al inicio, me dije: a ver, no seas ridícula, si transpiras miedo ¿ahora no vas a poder hacer una lista de tres miedos?... Salieron como 20 incluyendo el miedo a perder mi trabajo y que me robaran la bicicleta. Y a las arañas, ese fue el primero que escribí. Y fue justo lo que pasó este año: los miedos están, a veces son tan insoportables y se vuelven tan tangibles. A veces me tienen a medianoche llorando, con el corazón en la mano y miles de preguntas sin responder. A veces simplemente no sé, pero se sienten caminar en la piel, arañando y buscando una manera de romper el alma.

Este año sé que he sentido muchísimo miedo pero sé que el cómo se siente ha sido diferente. Y la bici me lo demostró, una bobada como esa me movió y creo que desde entonces los miedos andan revoloteando por todas partes, peor que antes porque ahora no hay manera de bajarme. Sí, me robaron la bicicleta y lo primero que me pregunté fue: ¿Y ahora qué? Ya está, ya se cumplió un miedo, ya se hizo realidad ¿y ahora qué?... Y gente, nada pasó. El mundo no se acabó, no morí. Lloré, claro, después de sentir que esa semana ya estaba una mierda como para añadirle más cosas así. Me resigné, claro. Pero gente, no pasó nada más. El peor escenario era quedar sin bici y así fue. Ya no estaba y punto.

Desde entonces llevo haciéndome la misma pregunta con cada miedo que me da: ¿qué es lo peor que puede pasar? y por fin hay un vacío grande, sin un miedo amontonándose encima de otro. Por primera vez siento que lo peor de todo lo que puede pasar es que... simplemente no pase. Que la vida no sea, que yo no me mueva, que me quede inmóvil al lado del camino.


Dani me envió esta imagen en marzo y no dejé de pensar que efectivamente no tenemos miedo, sino que lo somos. Somos ese miedo que nos come o somos esas ganas de aprender de ese miedo. Y espero que la vida en algún momento me cambie la visión que tengo del miedo como me ha cambiado en muchas cosas. Porque sigo creyendo que soy un enredo de crespos y miedos que nunca dejará de sentirlos y vivirlos. Sólo sé que por ahora está bien, más que bien porque de algún modo vivirlos y aceptarlos me van a llevar a algún lugar. Where I'm supposed to be. Y creo que lucharlos y negarlos sólo me van a detener. Tal vez no se cumplan todos mis sueños, y tal vez no tenga todo lo que quiero, pero quiero confiar que cada decisión que tome, con o sin miedo, me va a llevar a donde debo estar y a vivir lo que tengo que vivir.


1.6.17

Mi paso por Techo, parte 1.

Cuando Pez propuso la idea de escribir en nuestros blogs y empezamos a preguntarnos sobre lo que iríamos a escribir en común, ella habló sobre lo que fue Techo y la vida después de eso. (Techo: Un techo para mi país, organización sin ánimo de lucro que trabaja con comunidades vulnerables en varios países en latinoamérica, en los que estuvimos Luna, Pez y yo)

Si leyeron bien mi actualización se habrán dado cuenta que no escribí sobre mi paso por la organización, como si lo hubiese olvidado. Y sí, lo olvidé. Se me hizo curioso que algo tan importante no quedara guardado en esa actualización y me puse a pensar por qué. Por qué no escribiría sobre lo que significó para mí dos años y algo dentro de la organización y el haber trabajado desde un voluntariado con comunidades en Bogotá.

¿Por qué? No sé, no lo tengo claro, pero supongo que era porque se merecía su post completo y único. 
Empecemos.


Julio 2011: A Techo llegué cuando aún era UTPMP, en julio de 2011 (¿o junio?) y sin saber de la organización y por ayudar a Luna, fui a apoyar la Colecta Nacional de ese año en un punto al norte de Bogotá. Sí, Luna me arrastró esa vez y no, no me enamoré inmediatamente ni nada. Según un tipo en un carro que me dio $20 mil pesos, fueron mis ojos los que lo convencieron de donar y pues... sí, me vendí para reunir dinero jaja así que acepté lo que dijeran ese día con tal de recaudar lo que se quería para las construcciones que venían en agosto. (No supero lo de ese tipo, Luna, jajaja) En fin. Ahí no empezó todo, simplemente me inscribí para ser parte de la Colecta y ya.

Septiembre 2011: Estaba en la segunda fase de un taller de liderazgo y coaching que tomé en agosto y nos pedían trabajar en todas las áreas de nuestra vida, entre esas Comunidad. Como todos en ese grupo, entré en pánico porque no tenía idea cómo trabajar en esa área y me apoyé en uno de los tantos boletines que Techo empezó a enviar a mi correo desde mi inscripción a la colecta. Justo recibí uno en el que hablaban de una especie de venta de garaje o algo así en un barrio Altos del Pino al sur de la ciudad (muy al lado de Soacha, municipio vecino de Bogotá) y simplemente me decidí a ir un domingo porque "era la tarea". Di la vuelta más estúpida en Transmilenio y me aventuré una hora más en bus hasta llegar al dichoso barrio. Fui sola, no conocía a nadie pero me arriesgué a hacer la tarea completa. Allí hablé con mucha gente y muchos niños, me dieron almuerzo como para tres días (no miento) y compré unos aretes de esa feria hechos por alguien de la comunidad porque sí. Hablé con Diego, un estudiante de ingeniería de la U. Nacional y quien coordinaba el plan educación en el momento. Cuando le dije que estudiaba la licenciatura en lenguas me dijo sin dudar que necesitaban a alguien que supiera de pedagogía y lenguaje allá porque tenían varios casos que manejar y entre ingenieros, arquitectos y abogados no sabían cómo manejarlo. Todo ese domingo me enamoró de la comunidad y sin dudar le dije a Diego que sí, que contara conmigo el siguiente fin de semana.



Octubre 2011 a junio 2012: Empecé a asistir al plan Educación de Techo en Altos del Pino todos los sábados que me fue posible. Cada fin de semana salía más enamorada de los niños, de la gente, de la líder comunitaria (Nohora, aquí la pueden ver siendo ella) y de todo. No digo que todo fuera alegría. Muchas veces lloré por ver tanta indiferencia, tanto dolor, tanta violencia... pero sentía que debía hacer algo, por más pequeño que fuera. Sentí una responsabilidad grande por todos allá y aunque a mí misma me faltara el dinero para tomar los cuatro o cinco buses para llegar al barrio, no me importaba. Empezaron a surgir muchas ideas y Diego, uf, qué les digo, lo de pedagogo lo tiene en la sangre aunque lo suyo fuera la ingeniería también. Con él salieron muchas ideas para fortalecer el plan de educación y él me empoderó para creer en todo eso. Fue tan así que para febrero, cuando la universidad no lo dejó a él asistir con la misma frecuencia de antes, sin dudarlo me cedió a mí la coordinación del plan en el barrio. Empecé entonces a liderar el proyecto y a hacerme cargo, aunque no me lo creyera.


Asistimos incluso a pequeños eventos fuera del barrio, como el Mundialito que se organizaba para mitad de año. Ya ni recuerdo si ese año ganamos o no (seguro no, porque no recuerdo, jaja) pero sé que de gritar tanto por los niños, perdí la voz al día siguiente.


En ese barrio conocí gente extraordinaria y niños maravillosos, como Thalia, de esta foto. No eran historias sencillas. Por ejemplo ella, tenía 12 años y estaba en segundo de primaria. No sabía leer y aún le costaba reconocer ciertas letras. Era pilísima y hablaba mucho. La consentía mucho porque sentía tanto amor de su parte. No se imaginan. Y sobretodo uno quiere protegerlos de todo lo que se ve alrededor, de los embarazos desde los 13, de las violaciones, de los golpes... De alguna manera uno quiere hacer algo, como sea. No sólo hacer que lean y sumen bien.


Julio 2012 a Diciembre 2013: Las dos coordinadoras del plan educación general de todo Bogotá tuvieron que irse por la universidad (todos éramos niños en la universidad, unos ya terminando, otros empezando) y las vacantes quedaron abiertas. No sé cómo pero me animé un montón a postularme para coordinar todo el plan. Para quienes me conocen sabrán que mis problemas de autoestima no ayudan mucho y recuerdo que para la entrevista del plan lloré antes porque me sentí incapaz de hacerlo. Para sorpresa mía la entrevista era sólo una "formalidad" porque desde antes ya me habían elegido para quedarme con el cargo. Tampoco lo creí pero lo asumí. Traté de seguir subiendo a Altos del Pino pero no siempre lo pude hacer, el trabajo en la coordinación implicaba más cosas desde "oficina". Y desde ahí, sinceramente empecé a tener mis rayes con la gente de la organización. ¿Por qué?, porque Techo también era un club social y mucha gente iba para la foto, para hacer amigos y conseguir pareja. Así, sin más. Y mi co-coordinadora (que era nueva) iba también con esos planes. A veces discutíamos mucho porque nuestros ideales diferían mucho, o ella cuadraba cosas con otros planes sin consultar conmigo, simplemente porque andaba haciendo amigos. Y sí, así la cosa. Hasta correos y conversaciones incómodas tuve que leer desde el correo institucional que manejábamos. La pelea con ella a veces era muy seria. En fin, se fue ella a los 6 o 7 meses y empecé el trabajo con un biólogo de la Nacho. Camilo querido. Con él nos entendimos muy bien y aportó tanto. Desde la coordinación tuve muchas más ideas, cambiamos el plan un montón, hablamos con otros países para ver si podíamos hacer los cambios allá también. No entraré en detalles pero amé todo lo que pasó ahí, incluso todo lo que odié en su momento. (¡Y cómo no decir que conocí a Daniel allá!)

Para el segundo semestre del 2013 ya me había ido de la casa y sabía que para el 2014 se venía mi práctica pedagógica y monografía de grado así que me ausente un poco hasta que tuve que decirle adiós en diciembre a la organización. Eso sí lo escribí aquí.


Construcciones: Techo es reconocido por sus construcciones más que por los planes que maneja dentro de los barrios que interviene. Del tiempo que estuve allí sólo estuve en dos construcciones, y aprendí que me gusta martillar. Jaja. Aprendí también a dejar de lado muchísimos miedos (soñaba todo el tiempo que mataba a alguien con las herramientas) y sobretodo a dejar el cansancio físico para lograr un objetivo. Conocer las historias de las familias y hacer parte de un techo que los va a proteger al menos por un tiempo fue también significativo para mí.




 Hasta vencer el miedo a los espacios pequeños para no retrasar la construcción...

En fin, Techo marcó una parte de mi grandísima y hace parte de mí, de lo que soy ahora. Después de escribir tanto, ahora sí tengo claro el porqué no hablo tanto de ello y porque pareciera que no fuera importante. Sobre eso hablaré en la segunda parte de este post porque ya está muy largo y qué mamera.






27.5.17

Actualización.

Hoy voy a hacer una ronda de novedades, que si bien no creo tan necesario porque de todas las cuatro bloggeras que nos reuniremos a escribir he sido disque la más activa, vamos a ver qué sale de esta actualización, si de golpe me da por llorar recordando estos años o qué.

(Espero que pronto, estaremos Pez, Chesto, Delirante y Luna escribiendo sobre temas en nuestro blogs, por si se les antoja pasar y visitar. He aquí mi actualización para ellas)

Era el 2009 cuando empecé a escribir aquí y el mundo se reducía a estas cosas:

- recién me había graduado del colegio y no estaba en la universidad.
- estaba viviendo mi lesbiandad digamos que al máximo.
- creía que quería estudiar psicología y ser una buena psicóloga.
- creía estar enamorada de la Tonta.
- era amiga de Sexy.
- odiaba a mi papá.
- tenía mucho miedo del futuro.
- vivía con mis papás.
- y así... lo que recuerdo que escribía en Tengo una enfermedad mental

¿Qué ha cambiado desde entonces? Ufff pues

- entré a la universidad a estudiar la licenciatura en español y lenguas extranjeras en el segundo semestre del 2010, me enamoré rápidamente de mi carrera y por cosas de la vida me becaron en el 2012 y me gradué en el 2015. Por acá hablé sobre eso y mi falta de reconocimiento. Las ganas de estudiar psicología no se quitan, pero es más un hobbie, entendí que de manera profesional jamás lo haría. No estoy tan loca para ser psicóloga.
- desde que me gradúe entré a trabajar como profesora de inglés en un colegio cerca a Bogotá y si bien le agradezco a la vida inmensamente la oportunidad, no sólo de conseguir trabajo justo después de graduarme, y de empezar mi vida profesional "en forma", sé que en este momento no estoy nada contenta con él. No sólo extraño la academia, también odio un poco mucho cómo funciona la educación en este país, el negocio que es y en lo que me he convertido por estar en él.
- no soy lesbiana. Lo tengo claro y supongo que bisexualidad es lo más cercano que me puede describir. Después de salir de mi última relación lésbica con quien creí era la mujer de mi vida, resulté dándome la oportunidad de amar y enamorarme de un hombre. De esto hablé por acá y también sobre él, con quien tuvimos una relación desde el 2012 hasta el 2016. Sí, la relación más larga de mi vida, hasta ahora. Vivimos juntos desde el 2013 (o sea sí, ya no viví más con mis papás y hermanos). Vivimos disque en una relación abierta lo cual apoyó bastante mis ganas de besar a otras chicas (sólo besé a una por gusto) y que volviera a tener un pequeño cuento con mi ex (la Maga) cuando me gradué de la U. También apoyó la absurda idea de "no pasa nada tener algo con alguien más", lo que me hizo conocer hace un año a quien es actualmente mi novio.
- salí de casa apenas cuando cursaba sexto semestre de la universidad. Gracias a la beca no debía preocuparme por pagar mis estudios pero sí mantenerlos hasta el final. Trabajé en varias cosas random y el enfrentarme a las responsabilidades de adulto desde los 20 años me cambió bastante la vida.
- estoy en una relación a distancia con mi actual novio porque el drama en mi vida no puede faltar, pero no crean, es hermoso sentir tanto amor de y para el otro lado del mundo. También hablé de esto un poco y sé que a todo esto le debo un poco más de letras en el blog. Pero a veces por decisión propia, las letras se desvían a un correo electrónico y no acá.
- y hablando de drama, me alejé de Sexy y de todas las personas tóxicas de mi vida. Ahora más que nunca me siento absurdamente sola pero por primera vez en mi vida me tengo a mí. Y supongo que eso es ya un logro.
- no volví a hablar tanto con la Tonta y de hecho cerré su amistad desde la última vez que nos vimos después de que viviera 10 meses en EEUU. Ella, como buena dueña de su apodo, era una tonta que no hablaba y se reducía a decir pendejadas. Perdí contacto con ella y un montón de gente, sobretodo del mundo gay que también dejaron de hablarme porque tenía novio y no novia. La coherencia ante todo, eh?
- recuperé la relación con mi papá. No pasó de la noche a la mañana, pero fue uno de esos triunfos que surgieron a raíz de mi salida de la casa. Me fui en paz, la idea no era acabar la relación con mi familia ni mucho menos, pero todo funcionó porque la vida es muy rara a veces. Amo a mi papá con el alma y me alegra el corazón poder compartir con él como ahora lo hacemos.
- tengo miedo todo el tiempo, pero cada pequeña cosa que pasa a mi alrededor (por lo menos este año) me ha demostrado que jamás dejaré el miedo, porque para mí, tal vez como lección, está sobrepasarlos siempre y darme cuenta de lo que soy capaz a través de ellos.

Definitivamente lo que escribí acá no condensa los sentimientos ni aprendizajes de ocho años en el mundo bloggeril, pero es lo que puedo ofrecer por ahora, plus... ahí están mis otros post para ir mejorando la actualización. Espero leernos pronto.

Fun fact: siempre deseé que lo de Toy Story fuera real, quería que mis juguetes fueran mis amigos. Les hablaba todo el tiempo. Soy tan patética.

(Lezzoh, ¿ves? me urge tener amigos, ¡es un problema de infancia!)



30.3.17

Hace un mes exactamente escribí esto. Todo cambió o al menos un poco.

Todos los días me levanto sintiendo que me puedo deprimir, que es el día perfecto, que allí está la depresión esperándome para abrazarme fuertemente y esta vez no dejarme ir.

Todos los días pasa algo diferente y esa idea se pierde, incluso mientras camino sonámbula en mi cuarto y recupero las ideas sobre lo que debo hacer para empezar el día.

Hay tardes que siento que la vida va por ahí, va fluyendo y de repente quiero llorar. Quiero llorar hasta que se me nuble la vista y la cabeza duela y me la quiera arrancar de tajo.

Todos los días tengo más y más pensamientos y no sé cómo organizarlos. Sé que estoy desesperada, sé que no me conozco en esta situación y quiero salir pronto. Sé que quiero dormir y despertar cuando todo haya terminado.

Y hay otro montón de cosas que no sé, y tengo miedo. Tengo miedo de hacerle daño a los que están ahí, creo que si alguien ha de sufrir debo ser sólo yo.

18.3.17

Les traits de mon visage.

Mi primera experiencia en el mundo bloggeril fue hace 10 años en alguna plataforma española de cuyo nombre no me quiero acordar... la verdad es que no recuerdo, donde entré con algún apodo que también olvidé. Lo que sí recuerdo es mi primera entrada, decía algo así como que no sabía qué era pero que tal vez la palabra bisexual me definía un poco. 10 años después sigo sin saberlo pero sin darle tanta importancia.

Abandoné el blog al momento de abrirlo porque en realidad sólo lo utilizaba para stalkear cuentas de españolas lesbianas que escribían bien. Luego conocí Blogger y abrí mi primer cuenta en el 2009. Desde ahí no he dejado de escribir aquí pero por alguna razón en el 2010 volví a mi anterior blog ese españolete. Ahí había publicado un par de cosas más y uno que otro extraño lo había comentado. Por alguna otra razón también decidí seguir escribiendo allá y de ahí salió un post que nunca olvidaré que tenía por nombre "les traits du visage" porque andaba para esa época aprendiendo francés. Pero nada más lejano a lo que estaba aprendiendo. Escribí ese post porque odiaba mi cara. La odiaba enormemente porque siempre estaba triste. Porque no importaba cuántas horas durmiera y que le hiciera siempre parecía triste, aburrida, ojerosa y no sé qué más. De eso se trataba ese post y escribirlo me dolió mucho y lloré. Se lo compartí a una chica con la que salí por unas semanas y no volví a saber de ella, ni del post ni del blog. Estoy segura que lo eliminé y por tonta no guardé el post. Creo que desde que lo escribí me prometí silenciosamente cambiar esos rasgos, al menos con una sonrisa.

Y lo logré, en el 2011 volví a verme al espejo de una manera diferente y cuando eso pasó lloré frente al espejo (puta, soy muy llorona) porque me vi feliz por primera vez. También escribí sobre eso en este blog y surgió un mini cuento que se llamó Espejo que presenté para cuarto semestre en la universidad y que escribí dos días antes del due date porque obvio... procrastination rules. También lo publiqué aquí y sinceramente lo odio, pero qué se le va a hacer.

El punto de este post es que llevo varios días sin soportarme en el espejo. Otra vez estoy triste y quisiera recordar qué escribí en ese post, a ver si cómo me veía en ese entonces es lo mismo que estoy viendo ahora y que de verdad no soporto. Quisiera recordar cómo describí mi cara y compararla con este ahora.

Lo único que me consuela de todo esto es que en el 2011 surgieron muchísimos cambios que lograron borrar esos rasgos un poco y quiero creer que de eso se trata este momento, de volver a tocar fondo para surgir y volver a cambiar. Volver a verme feliz en el espejo. Y hoy escribo, algo totalmente diferente a ese post pero con la esperanza de cambiar les traits de mon visage.

Let go.

Al inicio me sentí mal, muy mal. La música que se supone alegraría mi noche y las luces que me hipnotizarían estaban cavando mi tumba y la posibilidad de un mal viaje. Tuve que pedir que la quitaran y por alguna razón mi amigo lo que hacía era reproducir la canción nuevamente. Luego escuchamos Hakuna Matata, apagamos las luces y logré relajarme un poco más.

Finalmente estalló y para bien. Empecé a ver todo de colores aunque la única luz que había en ese apartamento vacío era... bueno, no lo sé, sé que algo iluminaba y yo veía todo de colores. Antes de eso había empezado mi viaje de nuevo. Me sentí sobre la torre Eiffel y vi todo París debajo mío. ¿Cómo? No tengo ni idea. Luego traté de volver a "la realidad" y el miedo se hizo tangible, no reconocí mi cuerpo ni el espacio en el que estaba, no reconocía a las personas con quienes estaba y, mierda, no sabía quién era yo. Por más que lo intentara no podía recordar quién era, cómo había llegado ahí, quiénes eran esos y por qué estábamos ahí. Tuve miedo, como nunca jamás lo había sentido, o como tal vez lo siento siempre sólo que está vez fui 100% consciente de él. Por un momento me sentí loca y me pregunté: ¿si no sé quién soy, qué voy a hacer, cómo le digo al mundo, cómo me voy a mover en él? y alguien llegó y me dijo que me soltara, que soltara absolutamente todo lo que creía de mí, me dijo todo lo que era en ese momento: hermana, tía, novia, amiga, estudiante, profesora, mujer, pero lo más importante fue su pregunta: ¿acaso importa? ¿Y qué pasa si dejas de ser todo eso? ¿dejas de identificarte con todo eso y simplemente eres? Suéltate.

Extraño más que nada en el mundo esa sensación después de esas preguntas y lo putamente libre que me sentí al soltar todo. Absolutamente todo. Pero no quiero caer en la costumbre de sentirlo en un viaje con LSD. Sé que podría a llegar a sentirlo sin eso, lo hice cinco meses después. Sé que se puede hacer pero ahora estoy nuevamente tan sucia, tan llena de mierda en la cabeza que me da miedo no lograrlo, no lograrlo pronto. Liberarme un poco y liberar a todos los que tengo en mi cabeza.

Ese fue mi último viaje con L (o algo parecido, ya no recuerdo) en el 2015 y luego hablé un poco de eso acá. Quiero volver a sentirme así, no por tres horas, o tres meses. Lo quiero un poco permanente y creo que me jode la cabeza quererlo tanto.

Necesito empezar a soltar esa presión absurda en la que me metí de querer estar bien rápido. Y aprender nuevamente a abrazar mis miedos y mis inseguridades.

9.3.17

Ideas sueltas sobre el día de la mujer.

Siempre me ha valido madres el día internacional de la mujer. Porque así soy y me vale madres todo. Porque así me criaron y esas fechas no son tan importantes para mí. Así ya no viva con mis papás y la mitad de lo que aprendí con ellos ya no lo sienta, el día de la mujer no ha dejado de ser un día más entre tantos.

Sobretodo porque antes no lo entendía. En el colegio me enseñaron que ese día se conmemoraba la fecha de la muerte de muchas mujeres trabajadoras en una fábrica. Así, tal cual (y ni la fecha coincide, según la internet fue el 25 de marzo de 1911 y fue un poquito después de haberse proclamado el día internacional de la mujer para el 8)
Y claramente en mi cabeza de niña curiosa no cabía la idea de celebrar la muerte de esas mujeres, porque la gente no te sabe explicar, los profes no saben, nadie sabe. Punto. Así que como mujer en formación perdí todo el interés por un día que posiblemente me debería interesar más.

Ahora, siento la necesidad de escribir sobre esto porque ayer no entendí muchas de las cosas que pasaron, empezando por lo básico: ¿qué se celebra el día de la mujer? Tristemente seguimos pensando que se celebra la existencia de esa maravillosa creación de Dios y suena Arjona de fondo y todos vomitamos. NO. Eso no es.
Seguimos pensando que es el día para hacerle entender a la mujer que estamos agradecidos porque ellas existen y por eso debemos darles regalos para que se sientan bien con el hecho de ser mujeres. Y hablo un poquito de lejos, como si eso no me tocara a mí para no tomármelo como tan personal.

A veces siento que el día de la mujer es el día para reivindicar los derechos que tienen las mujeres a ser tratadas como un igual, por el simple hecho de ser un humano como el resto. Con o sin tetas, fin. Es mi derecho a ser niña y querer jugar fútbol y que mi papá no me lo niegue porque eso "es deporte para niños" (He ahí una de mis frustraciones gente, no sé jugar porque papá a los 5 años me gritó en un partido diciéndome que NO PODÍA JUGAR, porque las niñas no jugaban eso y luego toma tu balonazo en la cara para que quedara claro. #TrueStory)

A veces no. A veces no siento eso ni quiero gritarle al mundo que me siento orgullosa de ser mujer porque, ¿para qué?, no entiendo el estar orgullosa por algo como eso. A veces me siento orgullosa de ser profesora, a veces no y me critico mucho, porque ser profe puede tener un estándar, algo donde medirse, algo donde saber si estoy haciendo bien mi trabajo o no. A veces me siento orgullosa de mis sueños cumplidos, a veces no porque aún me faltan muchos por cumplir. ¿Pero sentirme orgullosa por ser mujer? Empecemos por la pregunta básica: ¿qué es ser mujer y cómo mido esa vaina, y aún más importante, cómo saber si me puedo sentir orgullosa o no por eso? El punto está en que no, creo que simplemente el 8 de marzo no es el día para sentirse orgullosa por algo tan básico (yet, really complex) como el ser mujer. Creo que si sigo ese juego estaría entrando al juego de los estereotipos y lo que la sociedad manda sobre los roles de género. Y empezamos otro círculo vicioso que nos dice qué deben hacer los hombres y deben hacer las mujeres, qué está bien y qué está mal...

Hay cosas que creo que a veces no lo entendemos porque no lo vemos (o no queremos verlo), porque por ejemplo, como generación llegamos y ya estában. Ya podíamos votar, y planificar, trabajar y estudiar como cualquier otro. Y claro, no tenemos memoria histórica, no queremos recordar que hubo (y aún hay mujeres) a quien se les niegan los derechos más básicos sólo por el par de tetas que llevan, como si eso fuera un obstáculo para ser alguien. Para simplemente ser. Y creo que a cada uno le llega su momento de aprenderlo. Yo lo aprendí leyendo Persépolis. Creo que no me había dado cuenta lo afortunada que soy al siquiera tener el derecho básico de vestirme como quiera y no verme obligada a utilizar velo como a Marji. Y aún así, me hace cuestionarme qué tan bien me ve la sociedad cuando decido llevar mi cabello como se me da la pinche gana y "no delicado y suave como el de una mujercita" o que se le critique a ciertos hombres llevar el cabello largo y bello como "el de una mujer".

El día de la mujer ayer me dejó claro que sí hay mucho aún por lo cual trabajar para la igualdad de género (no diré luchar porque esa palabra no me gusta) y que sólo me queda hacerlo desde lo que soy y con quienes comparto. Que me parece triste que digan cosas como "feliz día a todas las mujeres del mundo y a los hombres que no le ponen ají a la empanada"... es que suena hasta chistoso, pero no se dan cuenta que detrás de eso the joke is on you, guys. ¿Que ahora un hombre no puede comer como se le venga en gana una empanada?, ¿es menos hombre si no pone ají?... momento, ¿y qué carajos es ser hombre?... Y sí, es un chiste pendejo pero me pone a pensar, no sé ustedes...

El "chiste" está en seguir encerrados en esos estereotipos y tal vez no darnos cuenta y hacernos los bobos por no cambiarlo, no para un día como ayer, sino para todos los días. Que si bien la represión ha sido fuertemente marcada hacia la mujer, no nos quedemos callados cuando también se es hacia los hombres y no nos volvamos una más del montón machista que espera que los hombres de su vida cumplan con expectativas que impone la sociedad. Que no critiquemos nuestros cuerpos por un estereotipo de belleza impuesto pero que tampoco le pidamos al hombre no ser sensible y ser más racional en una relación, por ejemplo. (Mensaje para mí misma)

Sé que se me han ido palabras durante el día, llevo escribiendo este post desde las 8:30 y ya casi son las 18h. Pero hasta aquí van las ideas sueltas que creo pertinentes sacar porque no soporto más quedarme callada y necesito este espacio para expresarme. Que me parece ridículo que me digan que no tuve un buen día de la mujer porque no me dieron suficientes chocolates (True Story, again) pero que sé que no dejo de celebrar quien soy y de descubrirme y de reinventarme cada día porque así es la vida y lo hago no como mujer sino como persona y creo que cualquiera debe tener ese derecho, a vivir su vida como bien le venga en gana y ser feliz.

(Si esperaban un post políticamente correcto, este no es el lugar para encontrarlo; no sirvo y no quiero ser esa persona, y no estoy aquí para defender ningún punto de vista, sólo expresar el mío que puede tener un poquito de esto y un poquito de aquello y cada día va cambiando con la persona que soy. Fin.)


3.3.17

¡Feliz cumpleaños a mí!



Amanecer, volver a renacer
y apareció to' lo que Dios te dio Agradecer y después aprender
qué es lo que soy y para dónde voy
Yo de la vida todavía estoy aprendiendo
mejor caminar antes que salir corriendo Es como un viaje Es como un sueño Es la película estoy dirigiendo Los días, las noches, las risas, los sueños,
canciones guardadas, momentos eternos
desde que no existe ya estoy entendiendo lo que no dijiste ya no es más que un verso. Para avanzar, evolucionar
somos almas dormidas intentando despertar Aprender amar esta vida parte de eso
somos diferentes pero parte de un proceso personal al que debemos llegar y algún día internamente encontrar tranquilidad en tu ser cómo podemos hacer si no te lo has preguntado algún día lo vas a hacer.