31.7.25

Diez años

Es 30 de julio de 2015 y te estás graduando de la universidad. Eres oficialmente licenciada en Humanidades y lenguas extranjeras. Hace dos meses atrás celebraste tatuándote por primera vez. Pero, hey, no va a ser la última. Diez años después ya vas a tener 6 tatuajes. Te lo voy a contar, que soy tú pero diez años después.

Voy a empezar por tu grado y el hecho de que no hayas querido invitar a tu papá. Todavía entiendo tu pensar, todavía lo comparto. Tu estúpido novio hizo más por siquiera alimentarte y mantenerte viva que tu propio papá y creías que él se merecía esa invitación. Pero ir a la universidad y graduarte (algo que ninguno de tus padres pudo hacer) es un logro que los sanaba a ellos también. Hay mucho sacrificio detrás, en esa generación y la anterior para que tú puedas tener una carrera universitaria y vivir de ello. No se trataba de reconocerles a ellos lo que hicieron por ti y la universidad (porque muy bien sabes que todo lo hiciste tú, hasta pagarte los semestres y becarte) Graduarte es sin duda TU logro, pero tener una generación de hijos profesionales que no van a pasar hambre y escasez es su logro. 

Siento mucho que la gente de tu vida en ese momento (incluyendo al mismísimo estúpido novio ese) no le hayan dado el valor y la importancia que significaba este logro en tu vida y que una vez más te hicieron sentir que era cualquier cosa que cualquiera hubiera podido hacer fácilmente. (Por ejemplo, te cuento que tu hermana menor está estudiando la misma carrera que tú pero en otra universidad QUE TÚ LE ESTÁS PAGANDO porque ella no pudo entrar a la universidad pública, porque NO, los cupos de la U. pública no los regalan, TE LOS GANAS, y graduarse a exactamente los 10 semestres como tú lo hiciste sólo lo hicieron tú y otras dos compañeras del cohorte que entró a primer semestre en 2010)

Fue una mierda que la gente de tu vida ese día actuara como si no hubiera pasado nada grande y que la excusa de siempre (muy sutil, por cierto) fuera que no había plata para celebrar. Lo siento. Ojalá no hubieras sentido eso ese día. Quiero que sepas algo desde ya - el valor, el amor, no se mide en dinero. Quien te quiere te lo va a demostrar con actos, no regalos, con gestos, no objetos. Va a ser una lección muy difícil de entender, porque vienes de una familia de escasez, que cree que le falta algo, todo el puto tiempo, pero es una lección que llegará a tu vida cuando estés lista, que es de hecho muchos años después de haberte casado. Ay, sí. Te casas, pero espera que me adelanté dos años. Seguimos en el 2015.

Vas a saber esto muy pronto, obviamente pues lo estás planeando, pero sí fue muy bueno que te hayas regalado un viaje a la ciudad que más querías, sola. Sí, es verdad que estuviste con tu ex (en todos los sentidos de la palabra) pero necesitabas verla y saber que debías dejarla ir. Tu obsesión por amores que no pueden ser, o amores que tienen que esperar puede alimentar un futuro inexistente y alejarte del presente (como fue el que no te das cuenta de los millones de RED FLAGS en tu relación en ese momento) El viaje no sólo significó una celebración por una meta alcanzada. El valor que tiene este viaje te centra en la prioridad de tu vida - tú. El día de tu viaje, una persona en tu familia va a morir y sientes que te obligan a quedarte a su funeral. Es la primera vez (de tantas ya) que le vas a decir a tu familia que no. Que sólo las personas que importan merecen tu tiempo, merecen que detengas tu vida por ir a celebrar la de ellos. Ya eres la oveja negra de la familia, no hay diferencia alguna y lo sabes. Te felicito por eso.

Vas a buscar trabajo por lo alto porque sabes que todo el sacrificio en tu universidad no era por migajas de salario en un colegio cualquiera. Porque estuviste tan cerca de renunciar a esta profesión cuando te tocaron las prácticas pedagógicas y tuviste que redireccionar tu visión. Tenías muy claro que ibas a ser la mejor profesora que pudieras ser, pero no por poco. No sin valorarte. La cosa aquí es que tú todavía no sabes que estás en busca de eso - valor y reconocimiento. Pero me alegra tanto saber que lo hiciste, así no supieras por qué. Entras a trabajar en septiembre y es un buen trabajo. Un colegio ridículo de dueños ridículos pero es tu primer trabajo y te abre un espacio a un mundo que no sabías podía ser tuyo también. No sabes cuánto te mereces eso y más. Eres tan del putas, que te dan la coordinación de tu sección en el segundo año. No tienes idea que eso es importante y empieza a marcar algo que la gente ve en tí que todavía te cuesta tanto ver. Vas a trabajar allí hasta junio de 2017 porque te preparas para irte del país. 

Pero otra vez me adelanté. El trabajo no sólo te da dinero que antes no tenías disponible. También te da opciones de pensarte un futuro (que no es fácil, no sabes pensar en el futuro) Por ejemplo, todavía no lo sabes, pero tienes un trastorno depresivo que te acompaña constantemente y justo al entrar a este nuevo trabajo empiezan a aparecer los síntomas otra vez. Curiosamente aquí piensas que algo está mal en tu vida (SI TU RELACIÓN CON ESE ESTUPIDO) y empiezas a buscar cambios. Cambio - tu palabra favorita. Y en medio de esos cambios suceden muchas cosas con una carga energética tan fuerte que no queda nada más que agradecerte por haber impulsado todo eso. Primero, quieres cambios en tu relación y pides más, y pides una pareja que te dé la relación que tú quieres. Le pides al universo con un pajazo mental de que eso va a ser a tu actual pareja se vuelva así. Thank god it didn't work that way. La vida va a hacer que la persona que quiere y puede darte la relación que tú quieres entre a trabajar contigo. Le vas a conocer en mayo de 2016.

También le pides al universo por más cosas que te hagan sentir vida, como viajar en bicicleta como lo hiciste a final de año 2015. Y te cuento que ese ha sido uno de los deseos más importantes de tu vida, porque la bicicleta va a ser un instrumento importantísimo en tu vida y te vas a sentir siempre muy viva sobre ella. Ese deseo de viajar en bici (por más ridículo y suicida que haya sido ese primer viaje) te va a hacer algo que JAMÁS habrías soñado. Hoy, diez años después, te puedo decir que has viajado en bicicleta por Kazajistán, Tailandia, Camboya, Malasia, Vietnam... y que tienes todavía varios viajes en planes para este y el próximo año. No tienes una sino dos bicicletas y tu esposo viaja contigo y puede que ahora ame el ciclismo incluso más que tú.

Como te dije, en tu trabajo vas a conocer a quien es tu esposo hoy y el camino a casarte con él no es nada fácil. La estúpida relación abierta de tu estúpido ex (que también decía que era poliamorosa porque él ni sabía y no quería comprometerse, básicamente) te da la oportunidad de aventurarte con tu esposo. Pasan por mucha, pero mucha mierda y por alguna razón ustedes insisten porque creen que es algo especial (bueno, siguen casados, o sea que sí tenían razón) pero él es quien se va a Kazajistán. Claro, te duele el corazón pero también te abre los ojos. Créeme, sin él, no ves todas las RED FLAGS que hay en tu relación con el estúpido de tu ex. Terminan esa relación y te vas a vivir SOLA. Cuando creías y te había hecho creer que no podías, te vas SOLA y vives los mejores 8 meses en soledad. Es raro porque es como si estuvieras soltera, pero no lo estás. Estás en una relación a distancia con quien es tu esposo porque él ya está en Kazajistán. Y tú te vas a vivir con él en octubre de 2017. 

Antes de viajar afuera del país construyes una relación mejor con tu papá. Tal vez la relación que tanto querías y le pedías al universo poder construir. Es bonita y te puedo decir que valió la pena vivirla, porque al menos tienes el recuerdo de algo que pudo ser mientras él lo permitió, mientras él hacia su lovebombing porque le convenía y estaba orgulloso de ti, pero no por tus logros, sino porque tú eres una extensión de él y lo que tú haces, él se lo atribuye a sí mismo. Mira, te lo digo porque al menos lo intentaste, de verdad te diste la oportunidad de tener una relación con tu papá y no vas a morir con esa duda. Luego en el 2020 vas a aprender que él tiene rasgos narcisistas y que mucho, pero mucho del dolor que cargas a cuestas es un dolor que él te enseño a vivir. Una autoestima que él se encargó de dañar, pero ojo, nunca destruir porque tú tienes los pedazos aún y te puedes reconstruir de a poco después. Entiendes que todo el ruido que hay en tu cabeza es parte de haber sido criada por un padre como él, que aunque ausente, te dañó lo suficiente para dejar su marca. En medio de tu proceso terapéutico vas aprender a distinguir su dolor de tu dolor. Entiendes mejor tu trauma e incluso, entiendes el suyo. Jamás vas a verlo a él tan vulnerable como ahora. Y en medio de navegar tu dolor, hasta te diagnostican Trastorno Límite de la personalidad y por un tiempo a ti y a tu psicóloga les suena ese diagnóstico porque te describe tan perfecto. Pero luego vas a descubrir que ese no es tu diagnóstico, que hay una cosa en inglés CPTSD que te describe muchísimo mejor y que de pronto, tal vez hay otro diagnóstico. No te puedo contar más porque ni yo misma, en el 2025 tengo la respuesta. Volvamos al 2017.

Vives en Kazajistán del 2017 al 2020. Estar tan lejos de todo te hace ocuparte mucho de ti misma por fin, y le prestas más atención a la depresión. Te toca ir a terapia porque finalmente te das cuenta que no puedes sola, que no deberías pasar por esto sola. Y estás en una relación que no es tóxica, que te abre un espacio sano. Un espacio que te incomoda mucho porque no sabías que se podía vivir con tanta paz. Solo estando afuera te das cuenta de lo caótica que es en realidad tu familia y con cuanta ansiedad han vivido todos. Te das cuenta de tu propia ansiedad. Es un trabajo muy duro, pero te da muchísimos aprendizajes que te van a cambiar la vida. Ahí mismo te das cuenta por qué tu graduación es tan importante. Porque la persona que estaba estudiando, la persona que vivía en un cuarto en medio de una depresión y ansiedad, y sacaba su carrera universitaria por delante, si fuera otro humano tal vez no lo hubiera logrado. No te das cuenta, pero empiezas a entender que los niveles de resiliencia que manejas son absurdos. Te merecías más reconocimiento pero sobre todo viniendo de ti misma. La terapia te va ayudar con eso. 

Viviendo en Kazajistán tienes la oportunidad de viajar por el mundo. Conoces Tailandia (primera visita de tantas! y aprendes a bucear alli!), Rusia (vas al fucking Mundial del 2018) Türkiye, Paises Bajos, Curacao, Cuba, Hong Kong, Filipinas, Vietnam (donde se dio otro quiebre importante), Camboya, Francia (lloras como una idiota en París porque te das cuenta que creías que jamás ibas a ir) y al volver a Colombia de visita, tu esposo oficialmente te pide matrimonio. Será la historia que siempre le contarán a los amigos que hacen por el mundo.

Te vas de Kazajistán en agosto del 2020 porque hay una pandemia y estás cansada de vivir allá. Oh sí, HAY UNA PANDEMIA, pero ese fenómeno es mundial así que no tengo que contar mucho aquí. Te vienes al sudeste asiático porque en el verano que fuiste se abre la opción de volver y vivir en el trópico. Empezaste a vivir acá en el 2020 y aunque habías empezado en un rol muy pequeño en el nuevo trabajo porque la depresión te pegó muy duro, luego empiezas a pedir más espacio, empiezas a pedir más. A veces, así no quieras, parece que insistes en dar más, ser más, pedir más. Y vuelves a entender por qué las posiciones de liderazgo te han llamado toda la vida. Por qué sin que nadie te lo pidiera tú te animaste a ser la coordinadora de educación para Bogotá en UTPMP, o por qué sin que tú lo pidieras, en tu trabajo de colegio internacional te piden asumir cargos de liderazgo porque te quieren ahí y en un equipo de 8 personas eres la única latina. Claro, esto no viene con flores, pues así como en Colombia y esa pequeña coordinación que te dio una crisis que ojalá alguien te hubiera podido acompañar, también acá te dan crisis. Luego vas a aprender que cuando asumes tu poder se despierta un trauma en ti y te da miedo, y te congelas, y no quieres continuar. Perdón, pero todavía no sé decirte cómo superar esto. Tal vez porque hasta tan hace poco te has dado cuenta de este patrón que hasta ahora estamos aprendiendo de ello. 

Y entre las cosas que creíste que no podías cambiar estaba el de tu gata, que tu ex mató un año atrás. Claro, ese evento tan traumático no lo vas a cambiar, pero la idea de que no mereces mascotas porque aún te culpabas de que EL tomara la decisión de matar a tu gata, esa idea es una a la que le vas a poder decir adiós. Es un honor decirte que desde el 2021, justamente en tu cumpleaños, tu esposo te regala no uno, sino dos gatos. Te dan el amor gatuno más hermoso y te dijeron desde el primer día que no era tu culpa. Ellos, incluyendo a tu esposo, te han ayudado a sanar esa herida con mucho, pero mucho amor peludito. De hecho, uno de tus nuevos tatuajes son ellos dos, junto a las huellitas de Tabby, que vivirá en tu recuerdo por siempre pero por la enseñanza que te dejó. 

Cuando las cosas parecen estar bien te das el espacio de seguir escarbando y trabajando en lo que está mal, y allá en el 2024 en una presentación que quisiste dar sobre bisexualidad te das cuenta que una gran herida en tu identidad es nunca haber salido oficialmente del clóset como bisexual, porque le restaste importancia a este aspecto tan importante de tu ser. Así que el día de tu presentación sales del closet como mujer bisexual y te aventuras a presentarte no sólo una sino dos veces y empiezas a vivir una vida muchísima más auténtica. Incluso tus estudiantes saben que eres bisexual. Les brindas un espacio seguro a ellos también. Aprendes, aunque te dé miedo a darle espacios seguros a otros porque no sabes lo que es tener uno. Digo, no sabes en el 2015, pero lo vas a ver más claro en el 2025.

En este nuevo país, trabajo y familia, tienes nuevas oportunidades. Conoces Malasia, Luxemburgo, Bélgica, un poquito de Alemania, Emiratos Arabes e Indonesia, otra vez Países Bajos y Francia (sí, otra vez!) y empiezan los viajes en bicicleta que te mencioné antes. Estás en un trabajo que también te brinda la oportunidad de viajar y conoces The Hague y Seoul. Pero en ese último viaje te da uno de los peores ataques de ansiedad, los pensamientos suicidas (a los que ya les prestas atención para trabajarlos) se vuelven incontrolables. Todavía estás superando ese episodio y estás empezando un medicamento por primera vez a ver si estos episodios cíclicos no son tan dañinos. Sigues demostrando mucha resiliencia, créeme. Tal vez esto es algo que no quieres leer y saber que pasa, pero estás trabajando muchísimo por esto.

Tienes un esposo amoroso que te brinda un espacio seguro para ser y vivir estos momentos. Y sí, lastimosamente esto no es algo que descubres instantáneamente y valoras. Hay todavía tantos patrones arraigados que no ves cuando algo tan bonito está ahí. Te has acostumbrado al mal trato que no tienes los lentes puestos para ver cuando la gente no es como tu familia, que no te celebra la graduación como hace 10 años. Das muchas cosas por hechas pero aún así trabajas para mejorar. Tanto que también vas a empezar terapia de parejas con tu esposo, por eso es que te empiezas a dar cuenta de estas cosas. Sí, todavía te toma tiempo, pero hey, tienes 32 años y no sabías que ibas a llegar tan lejos. Tú tampoco sabías cómo celebrarte la graduación porque no sabías cómo carajos lo habías logrado. Parecía que la vida jugaba en tu contra. Te entiendo, te habías rendido hace un tiempo.

No te rindas más. Mira todo lo que vas a crecer en los próximos diez años. Believe, you haven't been happier.

24.7.25

Easier said than done.

El siguiente texto fue escrito en enero de 2020. Justo unos días después de haber empezado mi primer proceso de psicoterapia. Cuando tuve que alzar la mano, pedir ayuda. Cuando por primera vez Bulmaro iba a salvarme la vida, pero no por última vez tampoco.

Estoy en un limbo de no sentir nada cinco días y luego sentirlo todo en dos minutos. Ha sido fácil, ha sido difícil. Pienso en el dolor y no lo puedo sentir. Luego lo siento muy en el fondo de mi alma y no logro procesarlo.

Hace sólo dos meses estaba devastada, vuelta mierda. Y ahora mismo no logro recordarlo, no logro volver a ese lugar para ver cómo era que se sentía. Como si ya no pasara nada.

Volví a un lugar conocido que aún se siente extraño. Un lugar que juraba con mi vida que esta vez era nuevo. Pero resulta que no. Este lugar es el de siempre, al que he ido recurrentemente, al que mi cabeza me lleva de cuando en cuando y lo disfraza de reacciones de diferentes situaciones. Un lugar que me debería ser muy familiar y no logro configurar pero en el que increíblemente me siento cómoda.

Dios, no sé si me explico. Seguramente no.

No sé en qué momento me mentí y pensé que la depresión era algo del pasado. Algo superado y enterrado en el pasado de mi ser. Algo vivido por allá al otro lado del mundo y que no viaja tan lejos como yo y que no le gusta la nieve.

Aquí está y quién sabe cuánto tiempo quiera quedarse. No sé si quiera saber lo que es la primavera y cómo se siente el verano. De hecho, no sé si realmente ya lo sabe porque nunca se había ido. Viajó conmigo y siempre ha estado aquí. Y siempre lo va a estar porque es mi compañero fiel.